“Me siento orgulloso de ser guatemalteco y poner en alto el nombre de nuestro país, que necesita de buenas noticias”, dijo Parada vía telefónica desde Los Ángeles donde reside con su esposa, tres hijos y sus nietos.
Su relación con los medios de comunicación comenzó en Guatemala, en dos noticieros en la década de 1980.
De ese tiempo recuerda con fascinación la primera visita del papa Juan Pablo II al país, que documentó como camarógrafo para la televisión.
Un atentado contra su vida, luego de abogar por mejoras para los trabajadores del gremio, empujó a Parada a emigrar hacia Estados Unidos, donde comenzó “desde cero”, dice.
“Vine acá en 1986. El primer trabajo que tuve fue en una recicladora de metales. Laboraba ocho horas bajo el sol. Me pagaban US$3.35 la hora”, recordó el guatemalteco que este domingo cumplió 55 años de vida.
Dos años 8 meses después, las puertas se abrieron para que volviera a estar detrás de las cámaras en KWHY-TV del canal 22.
Primero fue camarógrafo, luego operador de switcher, máster control y supervisor de máster control.
Actualmente es director de cámaras para un noticiero de la cadena Telemundo, trabajo que le hizo merecedor del Emmy, estatuilla que colocará en la sala de su casa junto a otros reconocimientos.
El año pasado su equipo logró el Emmy como mejor noticiero del área de Los Ángeles. También ha recibido tres micrófonos de oro por parte de la Academia de radio y televisión.
Camino difícil
“No ha sido fácil llegar hasta acá, hubo muchos obstáculos, el mayor de ellos fue el idioma”, dijo.
Durante sus primeros años en Los Ángeles, después de su jornada laboral acudía a la escuela para aprender inglés. “No hay que rendirse, lleva tiempo pero es posible alcanzar los sueños”, agregó.
En este camino no ha estado solo, su esposa Vilma Mazariegos y sus tres hijos, Vivian, Leysser y Eder, lo han apoyado.
“Ellos se han sacrificado al no tenerme con ellos por mis horarios, ya que trabajo de 3 de la tarde a la medianoche. Hoy les agradezco su comprensión y paciencia”, indicó.
Ser parte de un noticiero es extenuante, confesó, pero convertirse en la voz del pueblo hispano e informar de los acontecimientos con veracidad compensa el esfuerzo. “Eso me apasiona y me motiva a seguir adelante en este trabajo”, finalizó.