Escenario

Lejos del sensacionalismo

En el género documental se ofrecen dramas reales, muchas veces inspiradores, obviamente dentro de marcos ejemplares, sea cual sea el contexto de estos. La última cima es la cara total del optimismo: divisar con aprecio el gran porcentaje blanco alrededor de un punto negro.

El nombre del centro de este drama es Pablo Domínguez. No se trata de un ciudadano común. Es un sacerdote español, y alrededor del título de sacerdote sobran historias tenebrosas que han sido llevadas a la pantalla grande.

La diferencia en La última cima es que Domínguez es en verdad destacado, la representación de la entrega y el desapego, cuya vida fue la mejor cosecha a la hora de su repentina y temprana muerte, y en cuyo entorno, para relatar su historia, se descubren muchos que son parecidos a él, y al final, una congregación religiosa que aún tiene muchos valores que admirar.

Como dice su director, Juan Manuel Cotelo, por primera vez algo con tanto sentido de bondad y alegría es un buen tema para llevarlo al cine, más allá de la especulación y el sensacionalismo que maneja la temática que caracteriza a los últimos tiempos.

Asombroso

Lo más impactante de este trabajo cinematográfico, de origen español, es que ha llegado a miles de personas sin una estrategia de mercadeo más allá que la que ofrece Internet y el deseo del público por conocer la historia del sacerdote que murió joven en una montaña, donde sabía que viviría su último día.

Es a través de esta labor de hormiga, como se proyectará en Guatemala a finales de diciembre o principios de enero.

En España ha tenido un impacto muy fuerte que ha llegado a oídos de Latinoamérica, con total éxito.

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