Se dice que su repertorio como actriz supera los cien personajes interpretados. En su carrera ha llegado a encarnar la figura de la Primera ministra de Inglaterra, a una monja escéptica, a una reconocida y controvertida figura de la moda, una mamá soltera que canta, y así, hasta complementar un sinfín de personalidades tan distintas entre sí, como profundas en su caracterización.
Más allá del extenso abanico de personajes al que le ha dado vida, Meryl Streep, ha llevado su complejidad artística a otro nivel, procurando así un nuevo mito en la historia del cine: la actriz es la única que ha sido nominada más veces en los Premios Oscar.
De esa cuenta, el pasado 20 de octubre la actriz estadounidense llegó hasta la ciudad de Oviedo, capital del Principado de Asturias, donde junto a otros famosos -entre ellos, el escritor japonés Haruki Murakami-, donde fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, en reconocimiento de su amplia carrera que supera los 45 años.
El evento, marcado por la solemnidad y la opulencia de la familia española, así como por la algarabía de la farándula cultural del país europeo y otros sitios de la Tierra, estuvo marcado por las palabras de agradecimiento que otorgaron los galardonados al Premio Princesa de Asturias.
Al momento de hablar, Meryl Streep desplegó un discurso emotivo donde supo reconocer la importancia de la empatía en un mundo de hostilidades y vueltas inesperadas. La actriz de 74 años supo reconocer también la responsabilidad de actores y actrices a la hora de interpretar otras vidas.
