Bajo la interrogante de cómo es la mejor forma de compartir su historia, Gustavo de León comenzó a escribir su libro en el 2020, titulado Mi segunda oportunidad. “Puse en una balanza lo bueno y lo malo que me ha pasado y es más lo bueno. Así que este libro no es de quejas o que resulte deprimente, sino es más de motivación”, comenta.
Hace siete años, Gustavo tenía una vida llena de actividades. Su trabajo y su familia llenaban de motivación sus días. Además, trataba de tener hábitos saludables, debido a su diagnóstico de diabetes.
Aproximadamente en el 2013, comenzó a sufrir de dolor de cabeza fuerte y constante. Al principio creyó que era por tener alta la glucosa, luego pensó que se trataba de infección de oído. Sin embargo, con los medicamentos el dolor no cedía, por lo que acudió al médico.
Luego de varios chequeos, fue referido al neurólogo, quien le diagnosticó hidrocefalia, acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo que tiene la función de proteger y amortiguar el cerebro, pero al ser demasiado ejerce una presión dañina a este órgano. Por ello comenzó su tratamiento en el Hospital General San Juan de Dios, en donde le colocaron una válvula.
Un año después fue diagnosticado con tumor cerebral. En el 2014 ya presentaba molestias más graves, como el no poder caminar, por lo que fue sometido a una operación. Sin embargo, hubo complicaciones en el quirófano y Gustavo estuvo en coma por tres meses. El pronóstico de los especialistas era reservado. Incluso le dijeron a la familia que el joven moriría a las 72 horas, sin embargo, en ese momento comenzó su “segunda oportunidad”.
Luego de tres meses Gustavo reaccionó. Salió del hospital aún con varias complicaciones, ya que utilizaba una sonda para poderse alimentar. Actualmente no ve con un ojo, no escucha a más de un metro de distancia y sufre de hemiplejia, una parálisis completa o incompleta de la mitad del cuerpo que produce una importante discapacidad física. Necesita de otra persona que cuide de él.
“Segunda oportunidad”
En el 2015 comenzó a escribir como método de catarsis, sin embargo, le fue gustando lo que leía por lo que decidió convertir sus textos en un libro. Su computadora era su mejor herramienta, ya que no tenía que hacer muchos esfuerzos para comunicarse. Sin embargo, el dispositivo se arruinó y perdió todos sus avances.
En el 2020 comenzó otra vez, ya con la idea de terminarlo y contarle al mundo su experiencia de cómo al mantener la confianza en Dios y saber esperar siempre llegan las segundas oportunidades.
“Hay que tomar en cuenta que esto que me sucedió a mí le puede pasar a cualquiera. Por eso hay que tratar de comprender el motivo, tener paciencia y positivismo mientras llega el veredicto.”, comenta Gustavo.
El libro todavía no ha sido terminado. Hasta el momento, los nueve capítulos se dividen en dos partes: pasado y presente, y futuro. “Sigo escribiendo el final, tanto de mi libro como de mi vida. Aún estoy en etapa de recuperación, y como es una historia real, todavía no se ha escrito mi destino, pero se ve que vienen buenos tiempos”.
Espero escribir un final feliz. Aunque todavía falta camino por recorrer, lo que he pasado hasta hoy me ha dado la seguridad y sé que lo que vena será felicidad.