El cineasta, guionista y productor, de 55 años, ha dirigido seis largometrajes, todos ellos nominados a los Óscar, certamen en el que ha cosechado múltiples estatuillas.
Una voz radiofónica
Aunque su nombre está escrito en oro en la meca del cine, “El Negro” vivió varias vidas antes de darse cuenta de que lo suyo era el cine.
Durante la década de los ochenta fue una de las voces radiofónicas más populares de México al frente de la emisora de radio WFM. La música es tan trascendental para él que en alguna ocasión ha reconocido ser un “músico frustrado”, antes que director.
Su espíritu aventurero lo empujó a dejar los micrófonos en los noventa para probar suerte en la publicidad y los cortometrajes con su productora Z Films.
Estudió dirección teatral bajo las órdenes del polaco Ludwik Margules.
Comienza el sueño y el fin de una amistad
En ese tiempo conoció a uno de los hombres más importantes de su carrera, el guionista mexicano Guillermo Arriaga, con quien filmó su primer largometraje, “Amores Perros” (2000), estrenado en la Semana de la Crítica de Cannes.
Ese filme protagonizado por Gael García Bernal, representó a México en los Óscar y marcó el inicio de una nueva etapa en el cine latinoamericano.
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Luego llegaron “21 gramos” (2003), con Sean Penn, y “Babel” (2006), con Brad Pitt, que completaron la llamada trilogía de la muerte creada junto a Arriaga y con las que Iñárritu metió un pie en Hollywood.
Pero el éxito y las discrepancias rompieron para siempre la amistad entre ambos.
Iñárritu tardó cuatro años en recomponer sus bases en el cine. “Biutiful” (2010) fue su particular resurgir, un drama en español protagonizado por Javier Bardem.
“Birdman”, su primera comedia, supuso su apogeo, a la vez que sacó a relucir su lado más político criticando la gestión del expresidente Enrique Peña Nieto.
Casi en seguida, Iñárritu ultimó “El Renacido”, un proyecto personal con un presupuesto estratosférico que lo consagró como uno de los mejores cineastas de Hollywood.
Unido a España
“Ha sido muy extenuante hacer dos películas al hilo”, reconoció entonces. “El único reto que tengo frente a mí es descansar seis meses. Quiero, como un oso, meterme en una cueva e hibernar”.
Desde entonces, concibió su instalación de realidad virtual “Carne y Arena”, estrenada en Cannes en 2017, en la que ofrecía una inmersión en el drama de los migrantes mexicanos que tratan de cruzar la frontera con Estados Unidos. La experiencia se llevó también un Óscar especial.
Iñárritu obtuvo el año pasado la nacionalidad española, que ya tenían su esposa y sus hijos.
Cannes
Iñárritu comparece en el Festival de Cannes, Francia, como presidente del jurado del Festival de Cannes, en el que abogó por la coexistencia de todos los formatos de cine, incluidas las plataformas en línea como Netflix.
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“Francia es una excepción, protege su cine, ¿pero cuántas de las películas que vamos a ver en los próximos 12 días serán exhibidas en todo el mundo?”, refirió el cineasta.
El jurado presidido por Iñárritu otorgará el 25 de mayo la Palma de Oro a una de las 21 películas en liza, entre estas lo último de Quentin Tarantino, Pedro Almodóvar y Terrence Malick.
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