“Ha habido muchos cambios en mi vida, pero yo prefiero contarlos en el escenario. Tal vez porque cumplí 50, tal vez porque tuve un ictus, tal vez porque me dejó una novia, tal vez porque yo dejé las drogas. ¿Qué siento por todo eso? Arrepentimiento, no, nostalgia”, apuntó el artista de 66 años.
De aquellos tiempos complicados que desembocaron en una depresión, dijo, lo salvaron “el trabajo creador, los amigos y las ganas de vivir”.
Recién llegado al país, sin dormir por “un vuelo con muchas turbulencias”, el artista se presentó ante la prensa con sombrero y toda la disposición de contestar preguntas, pese al cansancio. “Siempre es un placer regresar a México”.
Y es que este país “está en todas mis canciones. Está el espíritu, el gen mexicano. Cuando yo empecé a venir, mis canciones empezaron a cambiar y empezaron a sonar un poco más a corrido y a son, un poco más a México”, aseguró.
De este país le gustan “los antros”, “el pueblerío”, “el tequila”, “los gusanos de maguey”. “Me gusta absolutamente todo el picante, en todos los aspectos de la vida, y además me gusta que no hay un solo México, sino muchos Méxicos”, comentó.
Por este amor que siente por el país, dijo que le duele “muchísimo” la crisis por la que está pasando.
“Me duele la violencia, me duele el narco y, sobre todo, me duele la complicidad de la política con el narco, me duele tanta esperanza defraudada”, apuntó el cantante.
A México, uno de los países “más intensos y con una potencialidad más alta del mundo” , le deseó “un futuro mucho mejor que el presente incierto que tiene ahora” .
Sabina arrancará su gira en el Auditorio Nacional de la capital mexicana el próximo 1 de mayo. Realizará cinco conciertos en este representativo recinto y recorrerá otras ciudades de la República, como Puebla, Querétaro y Guadalajara.
Lo que no hará, como hiciera antaño, será recorrer sus bares, donde tantas historias y canciones han surgido. “Lo hemos hecho durante muchos años. En bares han sucedido cosas, hemos tocado, es lo que más me gusta hacer en el mundo, si ya no lo hacemos es justo por culpa de esos admiradores” , respondió.
Cuando estos “se queden tranquilitos en su casa”, “volveremos a tocar y a estar felices”, agregó el artista, convertido por sus admiradores en un mito que se le queda “muy grande” , aseguró.
“Uno quisiera quitarse ese traje durante muchos meses y ponérselo solo cuando uno se pone el bombín, es decir, cuando sale al escenario, fuera del escenario yo no soy el del bombín, yo soy otra persona y me gusta estar con mi gente y a gusto”, explicó.
Tampoco podrá estar, por un concierto, en Aguascalientes el próximo sábado, cuando su amigo José Tomás regresará al ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida en 2010 por una grave cornada. “Yo creo que no iré a cantar y me iré a ver a José Tomas”, bromeó el cantante, gran aficionado taurino.
Sabina habló también sobre los últimos sustos de salud que ha tenido, entre ellos un ataque de pánico que lo llevó a suspender un concierto en Madrid en diciembre pasado.
“Mis enemigos creen que todo es una campaña de marketing para llenar los teatros porque la gente cree que me voy a morir, y tienen razón”, dijo riendo.