Padre e hijo comparten esta profesión por el arte y en su caminar han coincidido en el gusto por la formas y colores, cada quien dándole personalidad a sus trabajos.
Alfredo García nació el 5 de mayo de 1951. En su hoja de vida se muestra que su formación comenzó en la Escuela de Artes Plásticas de Quetzaltenango, entre 1968 y 1969.
“Nosotros con mi hijo somos “chivos de corazón”, expresa Alfredo con lo que hace gala a su lugar de origen, ya que es la manera informal en que se hacen llamar algunos quetzaltecos.
Para él, su comienzo e interés por el dibujo fue porque tenía unos primos que disfrutaban mucho de dibujar. Con ellos descubrió su habilidad.
A sus 71 años, García recuerda que tienen más de cuatro décadas dedicándose al arte y ha vivido algunas etapas en esta expresión. Trabaja óleo sobre tela y ha experimentado sobre madera, papel y otras técnicas mixtas.
El artista hizo algunos viajes como parte de su aprendizaje al ir a museos y galerías de México, España, Holanda, Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Además, formó parte del colectivo Itzul dirigido por Elmar René Rojas, en 1990, en el que también aparecían nombres como Francisco Auyón y Arturo Monroy, por mencionar algunos.
En su carrera ha participado en diferentes exhibiciones y se ha presentado a nivel internacional en Alemania, Japón, El Salvador, Honduras, Italia, República Dominicana y China, entre otros.
Entre los reconocimientos obtenidos, tiene un tercer lugar en el Certamen del Siglo, promovido por la Cervecería Nacional de Quetzaltenango, en 1995. Segundo premio, opción Libre creatividad de la VII Bienal de Arte Paiz, así como el Premio Único, opción realista de la VI edición del mismo evento.
También el Premio Único en el concurso para el afiche de la V Bienal de Arte Paiz. En el certamen Arturo Martínez, obtuvo el Premio Único en los años 1978, 1980 y 1983. En la docencia impartió el curso de dibujo artístico en la Escuela Regional de Quetzaltenango Humberto Garavito.
Mientras su hijo, Francisco García, nació el 9 de septiembre de 1979. Sus estudios de arquitectura los hizo en la Universidad de San Carlos de Guatemala y para sus estudios artísticos participó en los talleres de su padre y Elmar René Rojas.
Tiene cerca de 20 años de dedicarse al arte. Esta decisión llegó en un momento particular, al terminar arquitectura comenzó con la idea de hacer su recorrido como artista, “me sentí con mayor libertad y este período me ha servido para tener un poco de visión del arte en Guatemala y reconocer qué nos inspira”, expresa.
“La arquitectura tiene un lenguaje bastante formal, figuras geométricas y precisión, mientras la pintura es otro tipo de expresión de libertad que disfruto y la inspiración viene de la identidad guatemalteca y el ambiente en el que crecí y en el que participaba a los eventos y exposiciones con mi papá”, recuerda.
Comparte que esta exposición es especial para él porque considera que tanto la visión y trabajo que tiene su padre es diferente y en esta muestra coinciden. En Horizontes reencontrados “tratamos de cruzar los puntos en común que tenemos en nuestras piezas, es un diálogo que tenemos en este discurso visual de las piezas y es un privilegio compartir esta experiencia con mis padre y con su trayectoria”, explica el artista que actualmente reside fuera de Guatemala.
Francisco agrega que de niño tuvo cierta inclinación por el dibujo además de jugar. En su niñez, aproximadamente a los ocho años, una vez participó en un concurso infantil en el que se llevó un primer lugar y ganó una toalla, “es una anécdota que recuerdo y de cómo fui acercándome y esa toalla fue una gran satisfacción porque era como recibir un premio por hacer algo que a uno le gusta”, recuerda.
Como parte de su experiencia en la observación del arte visita ciudades en Alemania, Italia y Estados Unidos. Ha participado en algunas colectivas y eventos como Juannio y la Fundación Rozas Botrán.
En el Certamen Arturo Martínez obtuvo primeros lugares y mención honorífica en distintos años. En el 2006 obtuvo el segundo lugar en la V Bienal Internacional de Acuarela, Viña del Mar, Chile y el primer premio del Concurso Nacional de la Fundación Helvetas “Biodiversidad, Patrimonio de la Humanidad” realizado en las instalaciones del Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”.
La acuarela ha sido una de las técnicas favoritas de Francisco. “La acuarela al principio fue para mí un reto personal y luego se transformó en algo fundamental de mi trabajo”, reconoce. Además ha tenido obras mixtas con acrílicos y la fotografía ha formado parte de su trayectoria.
Padre e hijo quetzaltecos han coincidido en cerca de tres exposiciones y en otras ocasiones ha sido en colectivas.
Encuentro con la muestra
“Con una constante en iconos evidencian sus gustos compartidos y lugares comunes, que denotan la personalidad de sus propuestas ofreciéndonos entornos diferentes, una narrativa ilustrada tanto en figuras como colores que identifica, inspira y evoca. Son dos artistas guatemaltecos nacidos en Quetzaltenango quienes comparten el registro del entorno capturado desde su intimidad, documentando contextos o imágenes con una visión madura”, expresa José Mario O. Maza Ponce, curador de la muestra.
“Al visitarla encontrará amaneceres o atardeceres con la añoranza del paisaje y la fuerza del color que representan la constancia en su pintura. Una interpretación personal de iconos, el arraigo al terruño y su reinterpretación ofrecen una fresca visión de lo vivido, ambos artistas con su pintura nos trasladan y recrean”, agrega Maza.
En esta exposición ellos presentan técnicas como un óleo queriendo ser acuarela o la acuarela ser óleo y en donde la luz juega un papel primordial.
“La pintura de Alfredo y Francisco, similar y diferente, invita a cerrar los ojos percibiendo la niebla matutina recreando el olor del campo en el canto del gallo o el candor del sol en la fuerza del color escuchando el tic tac del reloj. Ambos invitan desde su horizonte a sentir con intensidad su pasión, una presencia o añoranza, ver y sentir, querer y apreciar, dejar y emprender… ser y estar, una dualidad en el propio horizonte reencontrándose en sus propias ventanas ya sea desde casa o del otro lado del océano nos invitan a sentir, adquirir y atesorar”, dice Maza.
Visítela
La muestra Horizontes Reencontrados se exhibe en Galería El Túnel, ubicada en la 16 calle 1-01 zona 10 Plaza Obelisco. Finaliza el 01 de octubre. La muestra puede ser visitada de lunes a viernes de 9:30 a 19 horas y sábado de 9 a 13:30 horas