Agrega que “nadie quiere tener que programar un robot o administrarlo. Ahora podemos programarlos para una determinada hora y darles instrucciones, pero en el futuro los veo simplemente desapareciendo de la vista, realizando sus tareas de forma inteligente cuando saben que no molestan”.
Lo que Angle no cree que veamos es un único robot multifunción y de forma antropomórfica, como imaginaban las películas de ciencia ficción. “Es demasiado complejo y no necesariamente útil”, dice. Pero al mismo tiempo diferentes tipos de robots necesitarán diferentes formas. Por ejemplo, uno enfocado a la salud con el que haya que mantener comunicación no puede estar diseñado con los mismos principios que Roomba, el robot aspirador de mayor éxito en la limpieza del hogar.
El aparato es un disco de 34 centímetros de diámetro y menos de 9, de altura. Cuenta con sensores de contacto con paredes y muebles e infrarrojos. A partir de la segunda generación las unidades cuentan con un sensor de suciedad que les permite centrarse en los puntos más sucios.
El primer robot inventado por Colin Angle descansa en el museo Smithsonian de Washington. Es una máquina autónoma de seis patas con la que selló su tesis doctoral en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Un año después de crearlo, en 1990, fundó iRobot junto a Helen Greiner y Rodney Brooks. Han colaborado con la Nasa y el ejército de los Estados Unidos en más de una docena de proyectos pero son conocidos, sobre todo, por Roomba, que es el 15% del mercado de la limpieza por aspiración, con unos 7.000 millones de dólares.
Pero así como hay oportunidades de desarrollar robots para la limpieza en el hogar también las hay en otras áreas. Por ejemplo en salud. Aunque iRobot no está todavía en hogares con estos modelos, si está en hospitales. “Hemos desarrollado RP-Vita, robot de tamaño humano que permite hacer diagnóstico remoto.
“Tener especialistas en hospitales pequeños es demasiado costoso. Este robot permite que un especialista, desde un hospital central, pueda realizar un diagnóstico en un centro de salud a kilómetros de distancia” explica Angle. El robot puede controlarse desde una tableta y el doctor puede moverlo por la habitación como si estuviera presente, acercarse a un monitor y ver una gráfica o examinar al paciente con un estetoscopio.
iRobot también tiene plataformas de robots militares. El factor humano siempre será importante en el ejército. No vamos a ver un ejército de robots, pero habrá tareas para ellos en asistencia y logística. Actualmente se puede enviar un robot al interior de un edificio para saber si es seguro entrar en el recinto. Antes la única opción era arriesgar a una persona, o peor, lanzar una granada sin saber si acabaría por dañar a algún inocente.
También los robots se emplean para desactivar o detonar explosivos, lo que cada vez genera más interés entre fuerzas de seguridad públicas y privadas. Antes era una tarea que resultaba increíblemente arriesgada, ahora resulta mucho más segura. “Estamos increíblemente orgullosos de todo esos aportes”, dice el fundador de iRobot.
