“¡Hurra! ¡Bienvenidos a Glastonbury!”, gritó este miércoles el fundador Michael Eavis, recibiendo a los primeros espectadores cuando se abrieron las puertas del recinto.
Los conciertos en los siete grandes escenarios empiezan el viernes, pero muchos espectadores prefieren acudir con dos días de antelación para dar con los mejores lugares para instalar sus tiendas de campaña.
“Hubo algunos controles, pero hay tanta gente y hace tanto calor”, explicó Anna Harris, una londinense de 25 años que fue de las primeras en entrar.
Las entradas cuestan 238 libras (300 dólares, 270 euros) y las 135.000 se han vendido. Además, hay 40.000 espectadores con acreditaciones.
“La ley británica rige, pero las normas sociales son un poco diferentes, un poco más libres. Todo el mundo viene a pasárselo en grande a su manera”, asegura el festival.