Escenario

Georgette, 

Lima. La francesa Georgette Philippart tenía solo 30 años cuando enviudó, pero preservó para la posteridad una de las obras literarias más importantes escritas en español: el legado de su marido, el poeta peruano César Vallejo. Sin embargo, esta mujer nacida hace cien años debió sufrir mil penurias, y su lucha tenaz, incluso furiosa, por proteger el legado del autor de Poemas Humanos y España, aparta de mí este cáliz, quedó casi en el olvido o fue denostada.

Esa trayectoria vital ha sido rescatada ahora por el investigador peruano Miguel Pachas Almeyda en su libro Georgette Vallejo, al fin de la batalla.

La obra

Publicado en Lima con prólogo testimonial del psiquiatra Max Silva Tuesta, uno de los mejores amigos de Georgette en Perú, el libro de Pachas Almeyda detalla los pormenores del amor intenso y militante (ambos fueron comunistas) que Vallejo encontró en Francia.

Cuando el poeta murió en París, en 1938, fue enterrado en el cementerio de Montrouge, para luego ser trasladado a iniciativa de su viuda a Montparnasse, donde su tumba, muy cercana al cenotafio de Baudelaire, es una de las más visitadas.

En entrevista con EFE, Pachas Almeyda lamentó que Philippart permanezca injustamente olvidada y dijo que los peruanos le deben gratitud por haber preservado la obra del también autor de Los heraldos negros y Trilce.

“Creo que Georgette merece estar al lado del poeta, no detrás de un gran hombre, sino al lado”, enfatizó.

Philippart, que tenía 17 años cuando conoció a Vallejo, rescató los originales de las obras de su marido abandonados en la embajada peruana en París durante los bombardeos de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

Luego llegó a Perú en 1951 para defender la integridad del legado de su esposo con un ardor que le granjeó la enemistad de muchos estudiosos y especialistas, entre ellos el español Juan Larrea, considerado por muchos el primer “vallejólogo”.

Las constantes críticas, que incluían acusaciones de destrucción de manuscritos, manipulación de los contenidos, modificación de las fechas e incluso “incapacidad” para hacer un trabajo a la altura del poeta, la llevaron a catalogar a sus detractores de “hampa letrada”.

Su lucha

Pachas Almeyda resaltó que la esposa de Vallejo publicó, junto con el historiador peruano Raúl Porras, la primera edición de Poemas humanos, en 1939, y luego, en la década de 1970, se encargó de la edición en Lima de la poesía completa de Vallejo, con copias facsimilares.

“Ella publica estas obras póstumas, pero no quiere que esto quede ahí, porque todavía tiene que defender la pureza radical de la poesía de Vallejo, tuvo que luchar mucho para que esta obra sea fidedigna, que no sea tergiversada por los estudiosos”, destacó.

Por ese motivo, el entusiasta defensor de Georgette, no quiere que su reivindicación quede solo en el plano literario.

Ha iniciado, junto con el reconocido pintor peruano Fernando de Szyszlo una campaña para pedir que sus restos, enterrados en el cementerio limeño de La Planicie, sean trasladados a Montparnasse, junto a los de su esposo.

Philippart murió en 1984 y sus admiradores peruanos consideran que debería descansar junto al hombre al que consagró su vida.

La iniciativa se formalizará en los próximos días, con el envío de una carta al embajador de Perú en París, el escritor Harry Belevan.

“Ese es el mejor reconocimiento que le podría hacer el Estado peruano a esta gran mujer ”, concluyó el investigador.

EFE

Un libro rescata la biografía de la esposa del poeta peruano, en el centenario de su nacimiento