“Es una guerra cuerpo a cuerpo”, dice Dominic Caristi, profesor de comunicaciones en la Ball State University.
Netflix realizó 140 producciones propias en 2018, pero la serie más vista en su plataforma fue The Office, de la cadena tradicional NBC y que dejo de emitirse hace seis años.
Según el sistema de audiencias Nielsen, Friends sigue a The Office y supera con creces cualquiera de las producciones del gigante del streaming.
Pero en 2021, Netflix tendrá que ceder los derechos del gerente de Dunder Mifflin, Michael Scott (Steve Carell), y su equipo, cuando la serie se mude a la plataforma de video de NBCUniversal, un acuerdo que costará alrededor de US$500 millones.
Netflix también debe renunciar, a partir de 2020, a Friends, que viajará a la plataform HBO Max, de WarnerMedia, a cambio de US$425 millones durante cinco años.
Más producciones
Y hay informaciones sobre la voluntad de HBO Max de hacerse con los derechos de las comedias The Big Bang Theory y Two and a Half Men por una cifra que podría rondar los US$1.500 millones.
Cuando Netflix entró en el negocio de la televisión a la carta, allá por 2010, las cadenas de televisión y los estudios de producción generalmente mantuvieron una política de usar la plataforma como la tercera opción para sacar rendimiento a alguna de sus producciones: primero la emisión original, después sus repeticiones y luego Netflix. Fue una manera fácil de sacar rendimiento a sus inversiones.
Pero con casi 160 millones de suscriptores en todo el mundo, Netflix es una amenaza directa para los actores tradicionales de la industria de la televisión, que ahora lanzan sus contraataques.
“La gente quiere una experiencia que puedan compartir”, señala Caristi. “En los años dorados de la televisión, hablábamos de esas producciones sobre las que la gente charlaba al día siguiente en el trabajo”, explica.
“Las series que han estado durante más tiempo, como Friends, tienen una audiencia acumulativa: personas que la vieron en los años 90 cuando se emitió por primera vez, los que vieron las repeticiones y los que la están viendo ahora. Así son capaces de compartir esa experiencia con más personas”.
Exclusividad
A partir de noviembre, Apple y Disney se embarcarán en sus propias aventuras en televisión. WarnerMedia y NBCUniversal lo harán el año próximo.
Todas han gastado miles de millones de dólares para producir y adquirir contenido que pueda competir con la vasta oferta de Netflix.
“Compartir activos como ese no es un buen modelo para compartir, creo que deberían ser exclusivos”, dijo en febrero Kevin Reilly, quien dirige HBO Max para WarnerMedia, sobre la compra de los derechos de Friends.
Disney está adoptando la misma estrategia para Disney+, donde contará en su catálogo con todas las películas de superhéroes de Marvel, los clásicos animados de Pixar y las películas de Star Wars. Algunas de estas están ahora en otras plataformas.
La comedia es la reina
Los cambios en esta industria modifican la vida de estas series, algunas de la cuales perdieron valor después de sus repeticiones en canales por cable y Netflix.
“Creo que Netflix va a notar el efecto”, vaticina Caristi. “Seguirá siendo el número uno, al menos por un tiempo, pero va a perder mercado”, agrega.
Nadie cree que las series clásicas de los años 1990 sean capaces por sí mismas de atraer suscriptores a las nuevas plataformas, pero para Caristi, les ayudan “a asegurarse de que haya suficiente contenido que interese”. Y nada es tan valioso como una comedia, ni siquiera los recientes éxitos de la televisión como Breaking Bad o Mad Men.
“No tienes que verlas en secuencia. No tienes que saber mucho sobre los personajes. Puedes ver un episodio al azar”, dice Caristi sobre el atractivo de estas comedias de media hora.
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