¿Qué significa la literatura para usted?
Es prácticamente mi vida. Desde muy pequeño me he dedicado a escribir y a leer, no me concibo ser una persona sin la literatura.
Si pudiera vivir en una época literaria, ¿cuál sería?
Me encantaría el siglo XIX en Guatemala; en la época de Antonio José de Irisarri, José Cecilio del Valle, Pepe Batres. Me encantaría esa época y tener tertulia con ellos. Me gustaría mucho también por Pepita García Granados, quien además de ser una poeta irreverente, era hermosísima. Me hubiera gustado saber cómo creaban sus obras.
¿Por qué eligió el género policiaco?
Cuando estudiaba mi doctorado en Costa Rica me dediqué casi dos años a leer solo novela negra. Me parece que los mismos personajes me fueron dando las ideas para crear a mi comisario (Wenceslao Pérez Chanán). Cuando fui periodista me tocó cubrir nota roja y de investigación. Esta cuestión de los crímenes y la violencia me atrajeron.
Se ha dedicado al ensayo, el periodismo, la novela y el cuento. ¿Cómo se entrelazan estos en su forma de escribir?
Digamos que el periodismo, durante los muchos años que lo he practicado, me ha permitido estar en lugares donde casi nadie puede estar. Por ejemplo, un fusilamiento, una escuela de kaibiles, campamentos de la guerrilla. Por otro lado, dar clases es mucha responsabilidad, porque se transmite el conocimiento a los estudiantes. Esos elementos en la vida me han aportado ciertos elementos que me ayudan a hacer una obra tratando de ser más perfecto para escribir.
¿Cuál de sus obras es más especial para usted?
Completamente Inmaculada. Fue mi primera novela y la verdad me emociona mucho. Hay un cuento que se llama Morgan; es la historia de un gato, y también le tengo mucho aprecio. Y, por supuesto, el comisario. No se han publicado muchas historias de él, pero es mi personaje.
¿Está inspirado en usted?
No, tendrá algunas cosas como el sobrepeso y el ácido úrico, pero yo creo que no (risas). Lo visualizo un poco mayor que yo, morenito, de bigote, con otras características. A él le gusta la salsa y yo soy roquero.
¿Trabaja ahora en una nueva obra?
Sí, preparo dos novelas del comisario. La primera es sobre asaltos a bancos, aunque aquí ya casi no ocurre, pero tiene que ver con la dinámica de las extorsiones. La otra pretende ser un western, que creo que no se ha publicado en Guatemala. El comisario se ve atrapado en un pasado donde él es un alguacil. Es un experimento.
¿Qué significa para usted el Premio Nacional de Literatura?
Es un honor formar parte de esta lista de autores como Cardoza, Monterroso, Mario Roberto Morales, Dante Liano, Luz Méndez de la Vega. Mi abuelo y mi tío fueron escritores que murieron muy jóvenes. Tenían 50 años y no pudieron desarrollar toda su obra. Siento que este premio también es para ellos.
¿Ya sabe qué quiere publicar con su premio?
Escogí la primera novela del comisario, que no ha sido publicada. Es una novela de 600 páginas. Se llama Saga de Libélulas y ocurre en Centroamérica.