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La oportunidad de asistir a uno de los novedosos encuentros surgió hace unas semanas, cuando un restaurante propició la fiesta silenciosa en sus instalaciones. “Es una oportunidad distinta: el elegir la música y pensar que estoy bailando no en conjunto, sino individualmente,” comparte Aragón, después de su primera experiencia en el evento sin ruido.
Verde, azul y rojo predominan en cada una de estas veladas. Los colores corresponden a la luz emanada de los auriculares, para indicar el género que se puede escuchar. Un color para cada canal manejado por tres distintos DJs (Disc Jockeys) que amenizan en simultáneo. En la experiencia de Christopher, el rojo era para reguetón, el azul cumbiero, y el verde correspondía a pop. El veinteañero eligió rojo la mayoría de la noche.
Los festejos -que hasta hace tiempo eran atípicos en el país- se han popularizado en las cosmopolitas europeas y estadounidenses, donde hay espacios dedicados enteramente a esta dinámica festiva, pero silenciosa.
Ese paradójico espectáculo cautivó a Enrique Aldana mientras vacacionaba en Europa, en 2017. Aldana, un guatemalteco dedicado al montaje de eventos, vio una oportunidad para “girar su negocio” y con ello, evolucionar el concepto de fiesta. A inicios de año empezó a brindar el servicio de fiestas silenciosas con su empresa Silent502, que, asegura, ha captado la atención de jóvenes mayoritariamente.
Para lograr el acto -en el que predominan risas, conversaciones y zapateos- no hay mucha complicación. Según Aldana, la instalación del sistema toma cerca de 5 minutos. Los auriculares (inalámbricos) funcionan con una frecuencia modulada que recibe tres señales mediante un transmisor.
Los transmisores pueden ser desde DJ’s -como funciona en la mayoría de las instancias- hasta dispositivos móviles con distintas listas de reproducción. La propuesta sonora queda a discreción de quien organice la fiesta; el ritmo a disfrutar, del participante.
Bailar al ritmo de su elección
La DJ guatemalteca Camila Camaleón también conoció esta dinámica de entretenimiento en Europa. Hace años, mientras residía allá, asistió al Psy-Fi, un festival de música electrónica con sede al norte de los Países Bajos donde, durante las noches, el público escucha mediante auriculares para disfrutar de la música sin generar molestia a los residentes de la zona (ya que se lleva al aire libre).
Camila Camaleón expresa que además este tipo de acciones tienen sentido en lugares donde el retumbar de los decibeles pueden repercutir en la infraestructura del lugar donde se gestan las fiestas. Camila ha seleccionado música para este tipo de festejos en Antigua Guatemala.
En 2017, se publicó el “Reglamento municipal para el uso de aparatos reproductores amplificadores y/o propagadores de la voz y el sonido para la prevención de la contaminación audial en el municipio de Antigua Guatemala”, cuyo objetivo es la disminución de la contaminación sonora en dicho municipio. En el documento se estableció que las personas podían ser sancionados hasta por Q80 mil por no cumplir con la reglamentación de sonido.
El encargado de Silent502 coincide con la DJ, respecto a los bajos niveles de volumen que evitan menos daños a las infraestructuras, así como el respeto al descanso de personas en la zona. Agrega que este tipo de actividades permite que los festejantes puedan conversar de manera tranquila, “sin necesidad de gritar” como en una fiesta regular.
Después de la “divertida y única” experiencia de Christopher Aragón en su primera fiesta silenciosa, el joven se refiere a la posibilidad de elección de las personas frente a los ritmos en estas reuniones: “La sociedad llegó a un punto donde puede elegir lo que quiere, y cuando lo quiere.”
Coexistir, pero de manera individual
El sociólogo Otto Rivera secunda el pensar de Aragón frente al poder de la elección en estas actividades. El especialista expresa que en la actualidad las opciones son tantas, que han permitido una mayor diversidad; misma que denomina como enriquecedora. Así mismo, sintetiza que las denominadas fiestas silenciosas pueden resignificar el concepto de socialización.
“Las personas van a estos espacios con el fin de compartir, pero se concentran en lo que desean: qué música escuchar o qué pensar,” amplía. Con esto en cuenta, podría entenderse que las personas no se aislan precisamente en las fiestas sin ruido, sino que coexisten con otras bajo la premisa de su propia decisión: de cómo quieren disfrutar en el espacio individualmente.
Para Rivera es necesario hablar de otro concepto: las múltiples identidades, que hacen referencia a una identidad que se compone de distintas inclinaciones (culturales, académicas, religiosas, sexuales, etc.) elegidas por los individuos. El sociólogo comenta que esto hace entrever el por qué de la elección de las personas ante ciertas circunstancias, así como la de las fiestas silenciosas.
Para enterarse acerca de próximas reuniones como estas, las personas pueden consultar en el perfil de Facebook de Silent502.
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