Escenario

Fervor destaca al finalizar fiesta patronal de Patzún

El pasado domingo 24 de mayo, con la procesión denominada Octava de la festividad concluyó en la cofradía, la fiesta patronal de Patzún, Chimaltenango, Guatemala, en honor a San Bernardino de Siena. Esta localidad de la etnia maya kaqchikel está situada a 84 kilómetros de la capital de la república.

Centenares de devotos participan en la procesión De la Octava de la festividad, con las imágenes de la cofradía de San Bernardino, en Patzún, Chimaltenango, para clausurar la fiesta patronal del lugar. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

Centenares de devotos participan en la procesión De la Octava de la festividad, con las imágenes de la cofradía de San Bernardino, en Patzún, Chimaltenango, para clausurar la fiesta patronal del lugar. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

Como es costumbre, la procesión salió a las 8 de la mañana de la cofradía ubicada en el cantón Norte del pueblo, y recorrió calles del municipio para retornar a las 14 horas. Los elementos principales del desfile religioso y festivo son tres andas procesionales conocidas como “Las plumas”, de origen prehispánico, llevadas en hombros por grupos de seis devotos, con imágenes de San Bernadino, según los historiadores, y de San Pascual, San Venancio y el santo patrón, según la tradición oral de Patzún.

Acompañaron el cortejo los alcaldes de las cofradías de San Nicolás, Jesús Nazareno, San Francisco, Niño Dios y Corpus Chisti; músicos que tocan tambor y pito ceremonial, y dos grupos de la danza tradicional de Toritos, uno organizado por los hermanos Coyote, y otro de la cofradía de San Bernardino, coordinado por Felipe Sanic, cada uno integrado por unos 40 bailadores y un conjunto de marimba y saxofones que interpreta sones durante todo el trayecto procesional.

La procesión de la Octava de la festividad, antigua costumbre litúrgica, se celebra en Patzún, como despedida del festejo, para agradecer que la fiesta terminara en paz y para pedir salud, bendiciones, vida y recursos para celebrar la fiesta el siguiente año. Al regresar el cortejo procesional a la cofradía, se procedió a retirar a las imágenes de sus andas procesionales -acto acompañado de abundante quema de incienso y bombas voladoras-, y se colocaron en sus respetivos escaparates, y se desarmaron e inventariaron los decorados los cuales son guardados en cajas antiguas.  Seguidamente se sirvió un almuerzo y bebidas a los devotos y colaboradores.  A eso de las 3 de la tarde comenzó la representación de la danza de Toritos que se prolongó hasta la caída del sol,para que con la noche concluyera el festejo.

Ciclo festivo

Los festejos en honor a san Bernardino, empezaron el 3 de mayo, Día de la cruz, con el ritual de bendición de la ropa o atuendo que visten los danzantes, alquilada y traída de morerías de Chichicastenango. En los días subsiguientes se reunieron los devotos para armar las andas procesionales. El pasado 10 de mayo se celebró la procesión que abrió el festejo patronal, conocida como De Rogación, cuyo propósito es pedir a Dios, a los santos y a los nahuales de los cerros, la lluvia necesaria para los cultivos, cosechas abundantes, así como protección y bendiciones para que el festejo transcurra sin perturbaciones para los cofrades, bailadores de las danzas tradicionales, músicos y centenares de colaboradores y devotos. El 20 de mayo Ri nima’k’ij o día grande o de la fiesta patronal, salió la segunda procesión, que se considera la más importante del este ciclo festivo religioso.

Para agradecer

Desde hace 17 años el encargado de la celebración en la cofradía de San Bernardino de Siena, de Patzún, Chimaltenango, es Félix Sanic, católico agricultor de 75 años. Da vida al gran festejo gracias al apoyo de numerosos vecinos que consideran un honor participar en los rituales. Don Félix y el grupo de devotos abandonan sus ocupaciones agrícolas o comerciales para ofrecer su trabajo voluntario durante varios días sin remuneración. “Es por fe y gratitud por tantos beneficios recibidos de Dios y San Bernardino” expresa con satisfaccíón el cofrade.

Santos Sipac, de 79 años, segundo alcalde de la cofradía de San Bernardino, se interesa porque los jóvenes participen y conozcan detalladamente estas prácticas que los acerca a su identidad “Les enseño todo lo que sé, sin egoismo, para que cuando yo haya muerto ellos sigan con la tradición que a mí me enseñaron los abuelos”, dice.

Origen milenario

En Patzún, las imágenes de los santos salen procesionalmente en una especie de altares móviles llamadas Las Plumas, que tienen sus orígenes en la antigüedad maya, explica el historiador Gabriel Morales, recientemente fallecido, en su investigación El arte plumaria en las tradiciones religiosas de Guatemala.

Su propuesta tiene como base una escena plasmada en el dintel tres del templo cuatro de Tikal, (600-900 d. C.) que se encuentra en el Museo de las Culturas, en Basilea, Suiza.

Esta pieza muestra al gobernante Yik’in Chan K’awil, en su trono que representa la parte terrenal, con la mirada hacia el ocaso del sol y abajo el inframundo. A sus lados y arriba, la ruta del sol hasta el cenit representado por el cuerpo de una serpiente emplumada en cuyos extremos está el sol naciente y el sol en el ocaso.

Sobre la cabeza del gobernante, se ubica una serpiente, que simboliza el nivel celestial representado por una ave con alas profusamente emplumadas.

Para Morales estos elementos están presentes en las andas procesionales indígenas actuales, como las de Patzún: el cuerpo de la serpiente lo componen los laterales, el arco y dintel de “las plumas”. El abanico superior es el ave celestial o cielo, y el centro en el que se ubican la imagen del santo patrón, es el punto el punto en el que se concentran las fuerzas cosmológicas y el poder.

El Popol Vuh, libro sagrado de los mayas k’iche’, cita que los dioses, previo a la creación del mundo, estaban vestidos de plumas verdes y azules. Los héroes mitológicos Hunahpú e Xbalanqué, con plumas de papagayo derrotaron a los señores de Xibalbá. Con estos artículos se fabricaban penachos, capas, abanicos y parasoles y se ornamentaban tronos, lanzas y cetros. Las plumas en al cultura maya, fueron signo de realeza, tributo y ofrenda, explica Morales.

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