Aunque los involucrados en estos actos culturales no tienen registro del derrame económico que proporciona actualmente la cultura en la ciudad, consideran que son millones de quetzales, y opinan que es importantes cuantificar esos ingresos para que empresarios y autoridades valoren este ámbito en la economía.
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“Debemos entender que los paradigmas están cambiando. Actualmente estamos viendo la dimensión de la cultura, no solo desde temas simbólicos, sino también desde la visión de la economía y la inversión. Las actividades culturales generan un movimiento económico importante que es visible en empleo y compra de servicios”, dijo Marvin García, director del Festival Internacional de Poesía en Quetzaltenango (FIPQ).
García explicó que festivales como el FIPQ promueven compras de boletos aéreos, consumo en restaurantes, hoteles y bares. “Viene mucha gente de otros lugares a participar, lo que mueve la economía”, afirmó.
Según el poeta y director del FIPQ, es importante tener y socializar una base de datos sobre el impacto económico de las actividades culturales en Xela. “No se tienen registros del derrame económico, pero es importante que se tengan, para demostrar la importancia de que las organizaciones privadas y públicas inviertan en la cultura”, acotó.
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Para García, uno de los inconvenientes para promover festivales y eventos culturales es la falta de infraestructura pública. “Nuestros tres espacios públicos destinados a la cultura son el Teatro Municipal, la Casa No´j y la Casa de la Cultura, pero solo el primero fue creado directamente para la expresión cultural; los otros dos fueron adaptados”, afirmó.
Posibilidad económica
Fabricio Amézquita, gestor cultural de Casa No´j, considera que a la economía que gira alrededor de las manifestaciones artísticas no se le ha dado la importancia que merece. “Se está empezando a volver a ver a la cultura como una posibilidad económica rentable”, explicó.
Amézquita destacó algunos proyectos de la ciudad que demuestran que es posible la autosostenibilidad. “Un ejemplo es El Teatrito, que por medio de lo que produce cada fin de semana está empezando a ser autosostenible. Hay otros restaurantes que le están apostando a tener manifestaciones culturales”, señaló.
De acuerdo con el gestor cultural, algunas empresas ya se han percatado de que patrocinar actividades culturales deja ganancias. “Se están empezando a sumar porque ven que es rentable ser patrocinador de estos eventos. Hay un mercado, hay gente que consume el producto cultural”, refirió Amézquita.
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Artistas plásticos consideran que en la ciudad hace falta una cultura de invertir en piezas de arte, algo que debería cambiar en “algunos años”, ya que por ahora promueven esta práctica por medio de subastas y otros medios.
“La cultura puede ser una de las formas de generar economía en la ciudad. Es necesario cambiar la percepción de que el artista es bohemio y lo hace por amor y sin retribución, algo que es diferente en Antigua Guatemala y Sololá, donde se piensa en la retribución económica para el artista y no se cree que darle un espacio para demostrar su talento es hacerle un favor”, dijo Donald Urízar, gestor cultural e integrante de Poetry Slam Xela.
De acuerdo con Urízar, en la ciudad se requieren alianzas con la iniciativa privada. “Que los empresarios vean la dinámica cultural que está teniendo Quetzaltenango como una oportunidad estratégica para promocionar Xela como un destino cultural”, sugirió.
Los gestores coinciden en que la literatura y la música son las áreas que más aportan a la economía de Xela y que necesitan espacios adecuados para sus eventos, que son variados y deben ser difundidos.
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