Hernández, quien fue conocido como el “Maestro de los dedos de oro”, falleció este 20 de marzo luego de una batalla contra padecimientos asmáticos, de próstata y vejiga que le atañían desde hace cuatro años, según informó su hijo César Augusto Hernández.
El pianista estaba inscrito al Instituto de Protección Social del Artista (Ipsa) desde 1979 y cada mes recibía un apoyo de 1 mil quetzales. Durante los últimos años el dinero fue destinado para sufragar consultas con el urólogo, pañales y guantes.
No obstante, el año pasado el músico dejó de recibir el monto, ya que la insitución no liberó fondos; comentó César Augusto Hernández hijo.
La noticia de la muerte de Hernández fue dada a conocer en su perfil de Facebook:
La partida del pianista deja una fisura en la creación artística nacional, infirió el hijo de Hernández. El “Maestro de los dedos de oro” hizo una carrera por más de 60 años en la que accionó desde la Orquesta Sinfónica Nacional y junto a artistas del jazz como Bob Porter (quien falleció a inicios de este año) o el Fantasma Sandoval.
César hijo comentó que el Fantasma Sandoval solía vivir en Europa durante las décadas de 1970 y 1980, y cuando viajaba a Guatemala llamaba al “Maestro de los dedos de oro” para invitarlo a tocar en recitales del Conservatorio Nacional de Música.
En vida, el maestro Hernández realizó giras por todos los departamentos del país. Por la originalidad de sus piezas era también conocido como “El inimitable”, comentó su hijo.
El maestro nació el 14 de septiembre de 1939 en la Ciudad de Guatemala. A los 8 años quedó sin visión luego de un accidente en el que se le desprendieron las retinas. Un año después se adentró en la música con el armonio.
A los 15 años ingresó a la orquesta de músicos no videntes Armonía en tinieblas, donde aprendió a tocar piano y órgano.
César perfeccionó sus técnicas de piano cuando, junto a los demás integrantes de Armonía en tinieblas, ensayaba en los estudios de la radio TGW. Su formación fue inducida por él mismo, ya que no fue a la academia.
“Sus maestros fueron los discos de acetato de Beethoven, Chaikovski y Mozart”, apuntó César hijo.
Además de los apodos que se le atribuían -“Maestro de los dedos de oro” (por su habilidad con las teclas) o “El Inimitable”-, el músico también era conocido como “El Inquieto”, ya que solía tener una gran necesidad por tocar piano u órgano todo el tiempo.
De hecho, una de sus canciones lleva ese mismo nombre y Bob Porter le hizo un arreglo. El hijo de Hernández recuerda que la música era parte de su hogar. “En todas las comidas, hasta en la refacción, escuchábamos música. Crecimos con eso”, expresó.
César Augusto Hernández grabó 55 discos. Entre sus títulos se encuentran Marchas tradicionales de Semana Santa, Mosaicos, Siempre bailable, Ardiente, El inimitable, Especiales para ti, El Bailazo y muchos más.