El erotismo, uno de los ejes sobre los que se movió gran parte de su obra cinematográfica, es visible en muchos de los títulos de su obra, como la propia Amantes, La muchacha de las bragas de oro o La pasión turca.
En algunas de sus declaraciones, Aranda afirmaba que su cine era “testimonial” y que, “de alguna forma” , daba “fe de cosas que han sucedido” en el transcurso de su vida.
También llegó a decir que no era partidario en sus películas de lanzar mensajes al espectador, aunque reconoció, sin embargo, que la pasión “es irrenunciable” y está presente en todos sus trabajos cinematográficos.
“Te puede destruir (la pasión), pero te consideras más sabio, más hecho y más formado que el que no ha la sentido. La pasión es algo que no eliges, te elige, es como los sentimientos”, aseguraba el director.
La capilla ardiente del realizador será instalada este martes en un tanatorio de Madrid y sus restos serán incinerados mañana, según las mismas fuentes.
Aranda dirigió, entre otras, Fata Mongana (1966), Las crueles (1969), La novia ensangrentada (1972), Clara es el precio (1974), Cambio de sexo (1977), El Lute, camina o revienta (1987) o Carmen (2005).
Además de recibir varios premios Goya en España y ser nominado en muchas ocasiones, su obra también fue premiada en festivales internacionales de cine como el de Berlín o el de San Sebastián.