Los dos han dejado para Guatemala no solo sus creaciones sino una historia fascinante de trabajo por el arte guatemalteco. En este artículo conoceremos parte de su vida y también algunos lineamientos para comprender su forma de expresión. Un acercamiento que nos explican el artista Marvin Olivares, uno de los organizadores del Colectivo Artistas de Maíz y la escritora Delia Quiñónez.
Un maestro y promotor: Vaskéstler
Vivió de 1927 a 1944. Estudió en México de 1945 a 1952. A su regreso a Guatemala continuó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ENAP y recibió la beca anual del Banco de Guatemala (1958).
Víctor Vásquez Kestler fue jefe del departamento de Artes Plásticas de la Dirección de Cultura y Bellas Artes.
En 1980 fundó el Salón Nacional de la Acuarela, junto a Delia Quiñónez. El Certamen 15 de Septiembre y el Certamen Arturo Martínez, son algunas muestras de una constante dedicación al estímulo del creador plástico. Admira la mística con la que honró su trabajo cotidiano y su significada participación en la búsqueda de espacios para Guatemala, en importantes eventos internacionales.
“Vaskéstler solía capturar la realidad con una visión multiplicada: la del creador y la del maestro. Ventanas en permanente apertura a las legítimas esencias del ser humano. De ahí su trayectoria ancha y propia. Su búsqueda de rutas para quienes, como él, revitalizan los árboles de los viejos caminos y los horizontes gastados a fuerza de mirarlos con angustia o con amor”, describe Quiñónez.
La obra creadora de Vaskéstler tiene un itinerario breve y conciso, que se revela en su fidelidad a la línea, al desdoblamiento permanente de las formas y en los matices de ternura cuando las impregnaba de color.
“Su apoyo al arte guatemalteco rebasó siempre las barreras del egoísmo institucional. Su oficina en la antigua Dirección General de Bellas Artes era una puerta abierta a los esfuerzos o iniciativas de artistas, promotores o directores de entidades culturales. Memorables relaciones aquellas con los diplomáticos o directores de los institutos binacionales de cultura, con quienes don Víctor mantuvo contacto profesional y en algunos casos, larga y constructiva amistad”, agrega la escritora.
Es considerado un pintor, escultor y grabador de la generación del 50. Contemporáneo de Oscar Barrientos, Efraín Recinos y Rodolfo Abularach. También ilustró algunas obrasde los poetas del Grupo Nuevo Signo y diferentes libros que vieron la luz en la desaparecida Editorial “José de Pineda Ibarra”, del Ministerio de Educación.
Su obra se caracteriza porque es evidente el estudió el cubismo. Las líneas de su obra dan forma a cuerpos femeninos y escenas rurales.
Zipacná
Zipacná De León nació 1948 y murió en el 2002. Su trabajo pasó por diversas técnicas como óleo, acrílico y collage.
El artista Marvin Olivares comenta que Zipacná fue uno de esos personajes extraños que aparecen muy pocas veces. Educado en Francia, pasa toda su infancia en París rodeado de los artistas e intelectuales que frecuentaban sus padres, el escultor Adalberto de León Soto y la pintora Fantina Rodríguez Padilla.
El suicidio de su padre los trae de vuelta. Zipacná recordaría años después que al venir a Guatemala le parecía que todos los días eran domingo. Esto se debía a la cantidad de sol, las flores y la sensación de ser siempre primavera, que era la temporada que en Europa lo llevaban al parque. El color y su amor por Picasso marcarían toda su producción pictórica”, agrega Olivares
En un paso más de su historia, Olivares recuerda que su paso por la Academia de Bellas Artes, hoy Escuela Nacional de Artes Plásticas- ENAP-, fue como observador del establecimiento que había fundado su abuelo materno, el pintor y escultor Rafael Rodríguez Padilla.
En esa época se hizo amigo de los artistas Erwin Guillermo, Alfredo Guzmán Schwartz, Rolando Ixquiac Xicará, Alejandro Urrutia, Arnoldo Ramírez Amaya, entre otros. Al mismo tiempo que entablaba amistad con otras generaciones.
En su vida creó algunas escuelas de arte en el interior del país, así como la Bienal de Arte Paiz, entre otras maneras de expresión.
Cuando Zipacná fundó la Bienal Paiz, junto con Rodolfo Paiz, tenía 28 años de edad. Para ese entonces ya había fundado la Casa de la Estampa Max Vollemberg y la agencia de diseño Trinovación; además de haber vendido tres veces su colección completa de pinturas, para luego armarla una nueva. “Las colecciones deben estar vivas” solía decir, agrega Olivares.
Para poder manejar la Bienal Paiz, se fundó simultáneamente el Programa Permanente de Cultura, ahora la Fundación Paiz. Zipacná convirtió a la Bienal Paiz en el evento artístico más importante de Guatemala. Hizo algunos proyectos tan notables como La Casa de la Estampa “Max Vollmberg” (1974) y Trinovación (1977). Entre sus publicaciones más importantes se encuentran 100 años de retrato en Guatemala, 100 años de paisaje en Guatemala, Grabado de Guatemala, Arte contemporáneo guatemalteco en Taiwán, Grabado latinoamericano, Miniaturas de Francisco Cabrera, entre otros.
Aunque es autodidacta en pintura, se especializó en grabado en México (1968 y 1971); cursó estudios sobre Arte Moderno y Museogafía en el Centro Georges Pompidou, de París.
En 1997 en una entrevista a Prensa Libre en se le preguntó al mismo Zipacná qué le faltaba a su obra. El respondió que serían las personas quienes la valorarían. “Yo no puedo decir qué es más importante si mi pintura o mi proyección plástica, artística hacia cientos y cientos de gentes”, dijo en esa oportunidad.
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