Escenario

Exhiben por primera vez el testamento de Alfred Nobel

El testamento manuscrito de Alfred Nobel, uno de los documentos más importantes de la historia de Suecia y al que se deben los premios que llevan su nombre, está expuesto al público por primera vez en Estocolmo.

El testamento de Alfred Nobel se muestra en el Museo Nobel en el casco antiguo de Estocolmo. (Foto Prensa Libre: AFP)

El testamento de Alfred Nobel se muestra en el Museo Nobel en el casco antiguo de Estocolmo. (Foto Prensa Libre: AFP)

Hasta ahora, muy pocas personas habían podido ver el original de 1895, que estaba conservado en un cofre de la fundación Nobel. 

Desde ahora, se exhibe en el museo Nobel en el marco de una exposición sobre la herencia y allí permanecerá, al menos, hasta finales de mayo.
“La exposición muestra la importancia de la transmisión. El testamento es la pieza maestra”, explica la responsable de la exposición, Karin Jonsson.
Los premios Nobel son “una de las marcas más importantes de Suecia”, se felicita un portavoz del Instituto Sueco, Sergio Guimaraes.
El documento son cuatro páginas de papel amarillento y escritura densa, con anotaciones por todas partes. Para el ojo profano resulta difícil saber dónde buscar, máxime teniendo en cuenta que el texto está muy desarticulado en lo que a los criterios del premio se refiere.
En un párrafo, Alfred Nobel, inventor de la dinamita, dictó las instrucciones lapidarias. Una parte de su fortuna  (unos 31.5 millones de coronas suecas de la época, más de 200 millones de euros en la actualidad) deberá destinarse a un fondo cuyos intereses serían redistribuidos “a aquellos que durante el año precedente hayan dado los mayores servicios a la humanidad”  en cinco campos: física, química, medicina, literatura y paz.

Cuatro comités, tres en Estocolomo y uno en Oslo  (Noruega estaba en aquel tiempo unida al reino de Suecia) son los encargados de atribuir los galardones.

Mostrar quién era en realidad
Estas 26 líneas cambiarían la reputación del hombre y darían a Suecia una proyección increíble. Otrora mercader de la muerte que vendía pólvora para cañones en Europa, Alfred Nobel es hoy en día en el imaginario mundial un filántropo pacifista.
“Con sus premios, quiso mostrar quién era en realidad”, explica Jean-Franois Battail, profesor emérito de lenguas y literatura escandinavas en la Universidad de la Sorbona.
“Según Albert Einstein, premio de Física [en 1921], Nobel había inventado el Nobel de la Paz porque tenía mala conciencia”, afirma.
Fechado el 27 de noviembre de 1895 en París, donde el industrial sueco tenía una casa, el testamento se conservó a continuación en un cofre del Stockholms Enskilda Bank  (SEB).
Un año más tarde, Nobel murió y la lectura del testamento provocó estupor, ya que nadie estaba al corriente de sus proyectos.

Fue un exasistente de Nobel, Ragnar Sohlman, quien reunió el conjunto de su fortuna dispersada por todo el mundo y satisfizo la voluntad de su patrón.

En 1900, Sohlman participó en la creación de la fundación Nobel y los primeros premios se dieron en 1901.
A pesar de las polémicas, como el rechazo de Jean-Paul Sartre del Nobel de Literatura en 1964 o la atribución del Nobel de la Paz a Barack Obama en 2009, el premio es un orgullo nacional en Suecia.

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