De acuerdo con la tradición, al crearse los Mam también se le dio la existencia el Gran Abuelo o El Rilaj Mam, de quien se dice que fue el primer Ajq’ij”, según la cosmovisión maya.
La leyenda cuenta que el Rilaj Mam (Maximón) les enseñó a las personas cómo llevar el tiempo y cómo se debe equilibrar en la tierra. Después se fue a la montaña, quemó su pom, hizo sus invocaciones ceremoniales, tomó miel fermentada y se desvaneció en la atemporalidad.
“En Santiago Atitlán el Rijlaj Mam es el cuidador ancestral de los tz’utuhiles. Es el Ajaw, que tiene una larga historia en defensa de la espiritualidad, de la sobrevivencia, salud y economía. Tiene el aliento en los tiempos de incertidumbre de sus habitantes”, comenta el investigador Guillermo Paz Cárcamo.
Días de tradición
La Semana Santa cristiana es también importante para los pueblos originarios. Maximón, El Rilaj Mam o “Gran Abuelo” tiene su propio ritual.
El Lunes Santo, los cofrades llevan las prendas de Rijlaj Mam a lavarlas en las aguas del lago de Atitlán. “El Martes Santo se dedica a la invocación mientras se secan las prendas del Rijlaj Mam en el recinto de la cofradía. En ese ceremonial solamente participan los cofrades encargados del Gran Abuelo”, relata Paz.
El Miércoles Santo, El Rijlaj Mam es llevado de la cofradía hacia la municipalidad y por la tarde entra a su capilla ubicada a un costado de la plaza donde también está la iglesia católica.
El Jueves y Viernes Santo, el Rijlaj Mam permanece en su capilla, donde las personas lo visitan para darle presentes y hacer peticiones.
El Viernes Santo, Maximón sale en procesión para acompañar al Cristo Sepultado.