El piloto Antoine (Francia, 1900-1944) estuvo en el país en 1938, donde sufrió un accidente aéreo al despegar del aeropuerto La Aurora.
Su recuperación la llevó a cabo en La Antigua Guatemala, rodeado de tres volcanes que le inspiraron a inventar el planeta pequeño y extraño de donde venía el Principito.
La visita al Lago de Atitlán también oxigenó el espíritu e imaginación del piloto. Como el Cerro de Oro, el cual se dice le hizo dibujar una de las ilustraciones más reconocidas del libro.
Un cuento testimonial, personal, escrito para niños pero trascendental para la adultez.
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Observar con el corazón
Escrito e ilustrado por de Saint-Exupéry, El Principito es un cuento poético que trata sobre un piloto perdido en el desierto de Sahara —o bien Antigua Guatemala, donde fue la recuperación—, luego de que su avión se averiara.
Mientras intenta salir de aquel lugar, conoce a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta, que llegó a la Tierra luego de viajar por varios lugares.
A través de los diálogos entre el piloto y el príncipe se presenta una crítica hacia la simpleza y frialdad con la que los adultos ven el mundo, una visión divorciada de la inocencia e imaginación con que lo perciben los niños.