Después de dos años de producción, el primer disco de Barrios se prepara para compartir reflexiones con las cuales la audiencia podrá encontrarse en medio de lo espiritual y el frenesí.
“Lo veo como una obra cinematográfica. Es todo un viaje de diferentes territorios que pueden ser emotivos o corrosivos“, explica el realizador a propósito de Manjar Profano, su primer proyecto en forma de álbum y el cual será presentado el próximo martes 26 de septiembre en la Galería El Túnel (Plaza Obelisco, zona 10 capitalina) a las 19:00 horas.
Con Manjar Profano Marlov Barrios está listo para redimirse frente a una deuda personal con la música.
Aunque gran parte de la carrera del artista ha estado vinculada al ejercicio visual y arquitectónico, el realizador proviene de una familia amante de la marimba que lo vinculó al estudio del instrumento durante la primaria.
Antiguo miembro de un grupo juvenil de música folclórica y de canto general, Barrios apuesta en 2023 por la subjetividad a la hora de manipular lo que llama “una arquitectura de símbolos y lenguajes entre lo sonoro y visual”.
El autor se formó en las aulas de arquitectura, en la Universidad San Carlos de Guatemala hace un par de décadas y también se involucró en el aprendizaje artístico visual en la histórica Esmeralda de México; allí en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado encontró los insumos técnicos para deshilvanar un cuerpo de obra artística que es recordada por haber llegado a países como Taiwán, España, México, Francia, y Guatemala, donde a través de su participación en exposiciones individuales, colectivas, bienales, e incluso, proyectos urbanos y de vivienda.
En Manjar Profano, su primera incursión directa en la música, Barrios se acercó al mundo de las grabaciones y producciones de la mano de Identidata, el primer sello de música experimental de Guatemala, fundado por el productor y DJ nacional Andrés Castaño, también conocido como DJ Casta.
Para la creación de su primer disco, Marlov Barrios se dejó guiar por la espontaneidad a la hora de registrar el sonido de elementos tanto del ambiente, como de los interiores de los espacios donde grabó en Cerro de Oro (Atitlán), Santa Ana (La Antigua Guatemala) y la ciudad de Guatemala.
Durante las grabaciones el artista improvisó grabando los sones del lago, el viento, la lluvia, así como también charlas entre personas, botellas de vidrio, trastos, cajas peruanas y un sinfín de ecos que le llevaron a conjurar un territorio desafiante y desconocido.
Adicional a estos archivos sonoros, Manjar Profano también contó con el entrelazamiento con transmisiones de radio, boleros, hip-hop y poesía. En la propuesta, Barrios añade en proporciones considerables su voz y varios silbidos.
“El silbido es otra forma de lenguaje que se ha usado de varias maneras en el mundo y me parece que es un recurso no tan usado en la música. Respecto a mi voz, no pronuncio algún discurso, sino vocales que dan una atmósfera que se vincula a un poema declamado como fondo musical”, comparte Barrios.
Durante la ruta para la imaginación de este nuevo territorio sonoro, el artista guatemalteco sumó en su lista de colaboradores a los músicos locales DJ Casta, Ishto Juevez, DJ Fla.KO. Asimismo, el álbum contó con la mezcla de Frank Wild de La Finca Studios en Panajachel y con la masterización de Pedro Pina del sello Lapsus en Barcelona.
El primer disco del realizador Marlov Barrios se presenta también como un espacio colaborativo desde el frente visual. Adicional a una serie de ilustraciones que trabajó, Barrios acompaña su propuesta visual con la trama gráfica que propuso la diseñadora y artista Jimena Pons Gandinni. La fotógrafa y artista Clara de Tezanos fue parte del proyecto.
En cuanto a la producción material de Manjar Profano, las personas interesadas podrán adquirir versión en formato vinil a través del sello Identidata. Por otro lado, la versión digital del disco podrá disfrutarse luego de su liberación en noviembre del presente año.