Desde el 2019, el músico guatemalteco es estudiante becado en la Facultad de Piano de la Academia de Música Gnesin, en Moscú, Rusia. En este país se ha presentado en diferentes conciertos y concursos, en los que ha dado a conocer la música de su país natal.
El reconocimiento más reciente que recibió el guatemalteco fue en abril del 2023. Pérez Chamalé ganó el primer lugar del VII Concurso Internacional de Pianistas Acompañantes en San Petersburgo, Rusia. Además, es candidato para continuar su maestría en dicho país.
¿Cómo fue la experiencia de ganar este concurso en Rusia?
Fue algo muy bonito porque una de las áreas en las que me estoy especializando en piano es acompañamiento vocal, el cual es muy diferente al que se conoce en Guatemala. Acá se tiene que ver lo que canta la persona y hay que analizar el texto, que muchas veces está en otro idioma, pero se debe hacer para saber cómo interpretar. En Guatemala el pianista acompañante se hace con la experiencia, pero acá nos dan las herramientas para tener más desarrollo.
Mi participación consistió en presentar un área antigua del clasismo, entonces presenté a Mozart, una escena de ópera, entre otros. Fue una experiencia importante porque conocer la música y el nivel de exigencia que piden es duro, por lo que se tiene que estar estudiando para llegar a lo que piden. Agradezco mucho el apoyo de mis maestros.
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¿Cómo inició su gusto por la música?
Soy originario de San Miguel Pochuta, Chimaltenango. Mi hermano José Luis era el organista de la iglesia de mi pueblo, entonces comencé a cantar allí desde los cinco años. A los seis empecé a tocar el órgano y luego marimba.
Sin embargo, el gusto por la música viene por mis padres, Mercedes Chamalé y Jorge Pérez. Recuerdo que de pequeño mi mamá me cantaba una canción de cuna que era la única que me hacía quedarme tranquilo. Ya de grande le pregunté que en donde la había aprendido, pero me dijo que ella se la inventó para que yo no molestara. A partir de esta canción comenzó mi inspiración de componer canciones y melodías.
¿Qué canciones ha compuesto?
Hay varias. Una de ellas es Murmullos de Aq’abal, que es un cuarteto de cuerdas y la presenté en el certamen permanente 15 de septiembre del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, en el que tuve mención honorífica en el año 2017. Luego, en el 2021, presenté Fantasía guatemalteca en el concurso Dos siglos de historia en Costa Rica, en donde también tuve mención honorífica.
Cuando ya estaba en Rusia, debido a que estudio composición, hice una obra llamada Guatemala nunca más, la cual estrené en el 2022, narra la guerra interna del país y está inspirada en la canción de cuna de mi mamá.
Esta obra consta de tres movimientos: persecución, en donde se habla del conflicto armado interno de Guatemala; muerte y desolación, en donde se reflexiona acerca de cómo la muerte pasa a ser algo cotidiano en nuestra rutina, y concordia, que se enfoca en cómo hay que buscar un país mejor.
Guatemala nunca más está compuesta para coro, cuarteto de cueras y xilófono. Además, incluye algunas palabras en kaqchikel.
¿Su proyecto Antología pianística guatemalteca es el que le ha llevado a Rusia?
Sí, en el 2012 inicié este proyecto llamado Antología pianística guatemalteca que consiste en dar a conocer la música para piano de varios compositores de Guatemala. En ese año lo presenté en Centroamérica por una invitación de parte de la Universidad de San Carlos de Guatemala a participar en el Festival Interuniversitario Centroamericano de la Cultura y Arte (Ficcua), también estuve en el Festival de Julio del Teatro Nacional en el 2015.
En 2014, la Embajada de Noruega conoció el proyecto y me dio una beca para hacer una gira por Europa. Fue la primera vez que presenté música guatemalteca en países como Noruega, Italia, Portugal, Alemania y España. Además, me dieron una beca para estudiar en el conservatorio de Lisboa. Fue un sueño, entonces cuando regresé a Guatemala quería hacer todo lo posible por volver.
En el 2018 lanzo otra vez el proyecto, pero ahora recibo una beca para estudiar canto gregoriano en Italia, por parte del profesor emérito de pontificio de Roma, Monseñor Alberto Turco. Sin embargo, solo incluía las clases y la estadía, así que tuve que pedir ayuda para pagar el boleto a Europa. Los Monjes Benedictinos de Guatemala fueron quienes me apoyaron.
Al estar en ese continente solicité la ayuda de las embajadas de Guatemala para llevar a cabo el proyecto. La embajada de Rusia aceptó y organizaron conciertos acá, uno de ellos fue en la Academia de Música Gnessin, en Moscú. Al terminar el recital, me ofrecieron quedarme a continuar mis estudios de piano, acepté y ahora estoy estudiando la licenciatura en piano.
¿Cómo ha dado a conocer la música de Guatemala en Rusia?
A todo lugar al que llego he tratado de que más personas conozcan la música de Guatemala, he participado en diferentes concursos y conciertos. Este 2023 estuve en el Festival Iberoamericano y presenté música del maestro Joaquín Orellana.
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Debido a que estoy cursando el último año de la licenciatura, nos especializamos en cuatro áreas: pianista solista, música de cámara, acompañamiento vocal y pedagogía. En esta última empecé a trabajar música guatemalteca con mi alumna, así que en los conciertos hemos presentado música de mi país natal.
¿Cómo reciben la música guatemalteca en ese país?
De este lado del mundo consideran muy interesante la música guatemalteca porque no es conocida. Acá son comunes los compositores universales como Mozart, Beethoven, pero se sorprenden cuando les muestro músicos de Guatemala porque tienen un nacionalismo impregnado en la forma de componer.
En el caso de Jesús Castillo, quien es para mí uno de los más importantes del nacionalismo guatemalteco porque imita los instrumentos autóctonos de Guatemala con el piano. Estoy haciendo mi tesis acerca de su trabajo, porque es interesante la propuesta que hizo acerca de las escalas que la música tradicional utiliza. También he presentado música de Miguel Sandoval, Herculano Alvarado, Jorge Sarmientos, Joaquín Orellana y Juan de Dios Montenegro, mi maestro de piano en el Conservatorio Nacional de Música.
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