Una corbata, un mate, una pitillera, una guitarra, regalos, imágenes y telegramas son algunas de las piezas que conforman la muestra “Carlos Gardel, del hombre al mito”, una denominación que el artista se ganó al morir en 1935 en un accidente aéreo en Colombia cuando se encontraba en la cúspide de su carrera.
La exposición recorre su vida, su relación con la música y el cine y las circunstancias de su fallecimiento, que cuenta con una sección propia en la que se recogen las portadas de prensa posteriores a la tragedia área, así como restos recuperados del accidente y la última fotografía que se tomó de Gardel antes de subirse al avión en el que realizaría su último viaje.
La verdadera historia
Santoro cree que el halo de misterio que existe en torno al cantante y compositor surge, sobre todo, porque los coleccionistas guardaron toda la documentación durante estos 80 años, lo que provocó que surgieran muchas “ideas e invenciones” que durante los próximos años van a derribarse y, por fin, se sabrá “la historia verdadera”.
El director de la fundación define a Gardel como un “estudioso” que “se construía todos los días”, alguien que estaba “casado con su trabajo” y sin el que el tango no podría entenderse.
“No niego que existiría igual, pero sería algo completamente diferente” , sostiene, pero insiste en que el aporte del artista a la música popular argentina es “casi extremo”.
Según Santoro, Gardel marcó un estilo “que hace que hoy el mundo reconozca” al género del tango.
Tango “Por una cabeza”, uno de los temas más reconocidos de Gardel.
La fama de Gardel no fue momentánea para Santoro, sino que “superó el tiempo” y sigue “atrapando” , porque siempre cantó “con emociones” y cualquiera que lo escuche “quiere escuchar más y no se detiene ahí”.
Por ese motivo, reclama que se cree en Argentina un museo del tango en el que este tipo de exposiciones sean permanentes y no lleguen solo para efemérides como la del próximo 24 de junio que conmemora el 80 aniversario de su muerte, cuando Buenos Aires se llena de homenajes al intérprete de tango por excelencia.
Santoro considera que existen pocas cosas más populares que Gardel y el tango, género que surgió en los suburbios porteños en los que creció el artista supuestamente nacido en Francia pero que él define como “rioplatense”.
“Su corazón lo tenía acá”, asegura, aunque cree que, al final, pasó a ser un “ciudadano del mundo”.
Aporte
Para Santoro, Gardel se convirtió en un representante del folclor argentino y realizó un aporte “indiscutible” al cine al llegar a las salas de Francia y Estados Unidos para convertirse en el “principal exponente latino”.
Sin embargo, el estreno de Gardel en la gran pantalla fue en Argentina en 1917 de la mano de la película muda Flor de durazno, algo que a Santoro le parece extraño, como todo lo que rodea al artista, porque en ese momento él no era famoso, pero adjudica todo eso a la historia de Gardel y de su “karma”.
Dos cosas que Santoro ahora busca transmitir a los más jóvenes para que entiendan que Gardel fue el “precursor” del tango, alguien “impresionante” que hizo que las clases altas comenzaran a bailarlo y puso a la cultura argentina en el foco internacional.
“Sos Gardel era una frase que era como decir: sos lo mejor. Eso era Gardel”, sentencia.