La experiencia interactiva “El juego del Calamar: Las pruebas” abrió sus puertas en Los Ángeles para permitir a los fanáticos de todas las edades recrear emocionantes momentos del fenómeno surcoreano de Netflix.
Eso sí, sin la sangre o los millones de dólares.
“Es gracioso porque incluso sin el premio de US$4,56 millones, realmente sientes lo que está en juego. ¡Yo estaba sudando y temblando!”, dijo Ashe.
“Es como si la serie se materializara, como que salió de mi televisión y entré en este mundo“.
A lo largo de varias salas, la experiencia reproduce versiones inofensivas de los sangrientos retos de la popular serie en la cual desesperados y ambiciosos competidores entraban en un juego con la promesa del todo o nada: un jugoso premio en efectivo o la muerte.
La expectativa de la experiencia, asegura Netflix, es que los fanáticos sean transportados “al universo de alto riesgo de El juego del Calamar para una competición temática en la vida real, completa, con tecnología punta”.
El Líder en persona recibe a los participantes flanqueados por los anónimos ayudantes en sus distintivos monos fucsia y máscaras negras con símbolos geométricos.
Algunos, sin embargo, esperaban más realismo.
“Yo esperaba muertos”, bromeó Choi Hyumbom. “Pero me di cuenta que no es igual que la serie. Igual me estoy divirtiendo”, se rió.
Algunos de los desafíos son versiones del puente de vidrio y de la galleta dalgona, así como el gran favorito de la mayoría: luz roja, luz verde, en el que los competidores tienen que avanzar y detenerse al ritmo de la voz robótica de una muñeca.
“¡Fue tan real!“, dijo Melanie Galano.
“Se siente cómo si estás en la serie“, dijo Andrew Lin.
“Todo cobra vida”, coincidió Jabbar Lewis, el ganador de la rodada, para quien vivir el desafío le hizo reflexionar sobre el programa.
“El juego del calamar representa la determinación de ganar. Y requiere estrategia“.
“No llames mucho la atención. Quédate en segundo plano y luego avanza como un tiburón y destruye a todo el mundo”.