Al igual que en pasadas ediciones, miles de asistentes, en su mayoría jóvenes, hicieron gala de su creatividad para destacar con sus looks y atuendos. Ropa e inventiva que, de alguna manera, combinaba con el singular encanto de los escenarios.
Desde estilos hippies hasta lo más futurista y extravagante, los asistentes posaron para las fotos, se tomaban selfies y lo compartían en sus redes sociales para decir que no sólo estaban en el EMF, sino que además imponían su estilo.
Tampoco faltaron los juegos y amenidades como el teleférico y los toboganes, entre tantos otros, que hacen que cada año el EMF se parezca más al famoso Festival de Coachella, en California (EE. UU.), concurrido por amantes de la electrónica, el hip hop, el rock alternativo y la moda hipster-hippie. Y el cual, por cierto, este año también tuvo a J Balvin como uno de sus “platos fuertes”.
Derroche de energía
El EMF 2019 contó con cuatro escenarios: Luna (dedicado a los beats), Sol (latino), Boreal (alternativo) y Perdidos (música electrónica más underground).
En la primera jornada, el viernes, el más esperado era el DJ estadounidense Diplo, que fue el encargado de cerrar, después de las 23 horas, con un derroche de energía.
Antes de él habían estado por los distintos escenarios artistas y grupos como Reik, Juan Magán y Mike Bahía.
El talento nacional destacó con Pako Rodríguez, Bohemia Suburbana, El Clubo y Jono Jones, entre otros.
Las presentaciones solían ser de una hora, lo que daba tiempo para que los seguidores de determinado artista bailaran y celebraran, mientras los no tan fanáticos se iban a otros escenarios o a descansar mientras agarraban fuerzas para gritar en los conciertos que seguían.
Había un escenario, un artista y un estilo para cada público, desde los más animados en el Sol Stage, hasta los que preferían pasarla ensimismados en el escenario Perdidos. Un nombre muy acorde a quienes visitaban ese espacio.
Un cierre muy cargado (de talento y diversión)
El reguetonero colombiano J Balvin, quien vive su mejor momento musical, fue el encargado de cerrar el escenario Sol el sábado, poco antes de las 22 horas. De fondo, un simpático dinosaurio y una estética de fantasía animada que acentuaban el estilo desenfadado del intérprete.
Su presentación de hora y media fue, a juzgar por la emoción de gran parte del público, una de las más destacadas del EMF este año.
De hecho, J Balvin ya había estado en este festival, en 2015. Pero regresó con más fuerza, más seguidores, con muchos nuevos éxitos bajo sus brazos y, seguramente, con la fama o moda de que acababa de estar en Coachella, un festival que impone tendencias.
Antes del colombiano se presentó también con mucho ritmo y velocidad el astro jamaiquino del dancehall Sean Paul, que también tenía muchos fans en el escenario. De hecho, Sean Paul cantó junto a J Balvin como parte de las sorpresas de la noche.
Los grupos y artistas nacionales Francis Dávila, Easy Easy, Ale Mendoza, Ale Q y Tijuana Love prendieron el ambiente en la tarde, horas antes.
En el plano electrónico, el inglés Sigala y el australiano Timmy Trumpet fueron los más anticipados del sábado, y cumplieron con creces.
Los DJ se encargaron de llevar al clímax fiestero a los asistentes que aún se resistían al cansancio.
Muchos volverán este domingo por la mañana a sus casas rendidos, pero con la sensación de haber vivido uno de los mejores EMF desde que este festival nació hace ya casi seis años.
Seguramente, en 2020 repetirán.
Con información e imágenes de José Andrés Ochoa y Keneth Cruz.
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