Esa idea se consolida en el Día de la Madre, en donde una canción ya no es solo unas letras por encima de una melodía; más bien, es una declaración, un mensaje con un ritmo hecho para perdurar.
El concierto Arrullo a mamá se celebró la noche del jueves en la víspera del Día de las Madres con una presentación del Coro Nacional junto a más músicos en la Gran Sala Efraín Recinos, en el Teatro Nacional.
La entrada gratuita permitió que varias familias se acomodaran para escuchar más de una hora de música, que llevaron a temas en inglés, de películas o clásicos, hasta pasar a otro que son parte ya del imaginario latinoamericano.
Las canciones iniciales, entonces, sirvieron para que el público y las madres prestaran atención. Ya cuando llegó el turno de un No te apartes de mí, un Amor eterno y Mi novia se me está poniendo vieja, las emociones brotaron, los teléfonos grabaron y los aplausos reconocieron esos mensajes para celebrar la fecha.
La presentación duró más de una hora y alcanzó la marimba. Quienes se tomaron la noche para asistir quedaron satisfechos, además de llevarse una prueba de que el Coro Nacional hace más que cantar: también emociona.
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