La película, que se llevó el Oso de Plata Premio Alfred Bauer de la Berlinale que se concede a la innovación, aborda también el tema de los robos de bebés para entregar en adopción, una práctica que se cebó en la década de 1990 con mujeres indígenas.
“Guatemala era el país número uno en adopciones en la década de 1990 y nadie se preguntaba por qué te daban un bebé en tan poco tiempo”, comentó en San Sebastián el director del filme, y recordó que, aunque la ley cambió, siguen dándose casos en la actualidad.
Ixcanul se rodó entre paisajes volcánicos que parecen de otro mundo pero que, según recordó Bustamante, “están a 20 minutos de un McDonalds”, y con actores no profesionales ya que “en Guatemala no se hace cine”.
María Mercedes Coroy y María Telón, hija y madre en el filme protagonizan escenas de complicidad al tiempo que dejan en evidencia su silencio y su tristeza, y cómo su cotidianeidad aún está condicionada por prácticas y creencias ancestrales.