El realizador dirige la muestra Memoria, Verdad y Justicia, que comienza este lunes.
¿Por qué se aborda poco el documental en Guatemala?
Porque la autocensura siempre ha jugado un papel importante y nunca ha habido un apoyo al cine.
Hicimos una investigación hace un par de años y nos dimos cuenta de que la mayoría de las producciones de este tipo la hicieron extranjeros que venían en un momento específico para rodar un reportaje o una producción antropológica, pero filmaron y se llevaron el material. Acá hay muy poco.
Un documental no usa actores, no se inventa la historia, sino que encuentra la historia en la misma realidad. Eso es lo delicado, porque no se puede negar.
El cine es muy poderoso, puede conmover y mover muchas cosas.
¿De dónde viene esa autocensura?
En el caso de la muestra —Memoria, Verdad y Justicia— del año pasado fue directamente el Gobierno, por medio de sus ministerios, porque no le gustaron ciertas películas y comenzaron a presionar. Pero realmente lo que impide trabajar es el ambiente de violencia que se vive en el país y eso es preocupante.
¿Esto sucede en otros países?
Sabemos que en El Salvador fue asesinado un director francés que rodó una película sobre las maras; en México, mi cinta Asalto al sueño, sobre migrantes centroamericanos que intentan irse al Norte, fue censurada.
En Nicaragua, la historia de una médica que practica abortos a mujeres en riesgo de dar a luz recorre el mundo, pero en Centroamérica no se puede ver. Es un fenómeno que se da en otros países.
La gente quiere ese tipo de historias, pero es delicado producirlas. Si yo fuera documentalista también pensaría dos veces hacerlo.
¿Qué hace atractiva a Guatemala para que cineastas extranjeros vengan a retratar nuestra realidad?
Acá el trabajo del cineasta tiene resultados inmediatos al tener contacto con el público y eso es gratificante.
Personalmente me interesa producir, contar historias que tocan fondo, que ayudan a construir la memoria de un país y en el exterior ayudan a entender cuál es la problemática de Guatemala.
¿Ve algún avance en el país?
Llevo casi 25 años en Guatemala dedicándome al cine y a estar involucrado en el desarrollo cinematográfico. Las cosas mejoran, pero muy lentamente.
Hay más gente que hace cine y el acceso a la producción es mayor, pero se necesita de una industria cinematográfica propia, de una ley de cine, porque acá hay mucho talento.
Las pocas personas que se dedican al cine y han logrado terminar sus largometrajes, todos han tenido éxito en el exterior: Jayro Bustamante, Julio Hernández y Sergio Ramírez son algunos.
Ciclo documental
En el 2014, por la autocensura de varias películas guatemaltecas, el festival se trasladó a Berlín.
Este lunes se inaugura el festival a las 18.30 horas en el Teatro Lux —6a. av. 11-02, zona 1— con la película La plaza.
El ciclo de cine presentará, durante 14 días, 28 producciones de 25 países bajo el lema Rupturas del sistema, ruptura de miradas.