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“Es una pena que sean los 50 años y del Chavo nada, no hay registros de él en la programación de Televisa, en donde nació. Es muy triste, y él (Chespirito), estaría muy triste”, lamenta este domingo en entrevista con Efe el crítico de televisión Roberto Rondero.
En agosto de 2020, la noticia de que el popular programa de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” saldría del aire de todos los canales en los que era replicado, conmocionó a fieles seguidores del mexicano, fallecido en 2014, en toda América Latina.
Esto se debió a un desentendimiento legal por parte de Grupo Televisa y los representantes del fallecido productor y actor.
Ante este escenario adverso, “El Chavo del 8”, que se emitió de 1971 a 1980, llega al quinto piso fuera del aire y con un gran número de fanáticos inconformes.
UNA OBRA MAESTRA
Según menciona Rondero, las expectativas que se tenían para la serie en sus inicios eran malas.
La idea de que un grupo de adultos representarán a niños en televisión no parecía muy atractiva, pero el carisma y la sencillez de cada uno de sus personajes pronto lo colocaría en los listados más altos de audiencia.
“(El programa) para México fue más que un parteaguas. No solo cambió las estructuras de producción, sino de comercialización. Con el Chavo se anuncia la exportación del mercado televisivo no solamente de telenovelas, sino de programas unitarios y de comedia. Esa fue la gran sorpresa”, asevera.
Otro de los aspectos que cambió el programa, fue el humor blanco que usaban sus icónicos personajes como la Chilindrina, Quico, Don Ramón, el Profesor Jirafales, el Señor Barriga, Ñoño y Doña Florinda.
“La comedia antes del Chavo era siempre en tono burlesco, de mucho albur en México, de muchos dobles sentidos. Veníamos de una etapa de casi dos décadas de cine de ficheras, de ‘videohomes’ que se hacían en dos días de pésima calidad y se requería un producto que pudiera entrar a las casas y unir a las familias. Y fue cuando “El Chavo del 8″ empezó”, asegura el crítico.
Gómez Bolaños no solo tuvo éxito con “El Chavo del 8”, en su programa de sketches titulado “Chespirito” también tuvo gran éxito con personajes como el Chapulín Colorado, el Chómpiras y el Botija o el Doctor Chapatín, pero ninguno estuvo siquiera cercano al éxito del Chavo, interpretado por él mismo.
Rondero recuerda las palabras que el actor y productor le dijo personalmente cuando lo cuestionó sobre el gran éxito del Chavo.
“Te puedo decir que es porque soy natural, yo no quiero hacer el Chavo fingiendo. La gente sabe que soy un adulto y a pesar de que lo sabe, se identifica con el niño que todos tenemos dentro”, parafrasea el crítico.
DEDICACIÓN Y FINAL
Concentrado, observador y cerrado en sus proyectos, es como Rondero recuerda a Chespirito.
El experto televisivo estuvo cerca del creativo cuando trabajaba en Televisa y no puede sacarse de la cabeza la dedicación que este le daba a su proyecto más querido, “El Chavo del 8”.
“Roberto estaba todo el tiempo en la producción, era alguien que observaba y analizaba, que cambiaba las jugadas dependiendo la situación. Era un actor de método y no tanto de lo que se le ocurriera”, asegura.
El programa comenzó sus emisiones en 1971 en el Canal 8 y con el tiempo se ganó el lugar en el canal más importante de la televisión, el Canal 2, ahora Las Estrellas, terminando como formato independiente en 1980.
Posteriormente, se mantuvo dentro de otro programa, “Chespirito”, y su desaparición durante la década de 1980 fue paulatina debido a la deserción de muchos de sus actores.
Pero hasta 2020, el programa había tenido una ventana en televisión.
Aunque en 2020 se anunciaron algunos homenajes al programa, han sido pocos, entre ellas la venta de unas monedas conmemorativas emitidas por la Casa de Moneda de México, un álbum de estampas coleccionables y el videojuego “FIFA 21” vistió a sus jugadores con el icónico vestuario del Chavo por unos días.
No obstante, nada se habló de posibles transmisiones y el futuro del programa es incierto.
“No creo que vuelva a existir un programa así. El Chavo dejó un legado en el comportamiento de lo mexicano, sus personajes bien definidos y México no ha cambiado tanto. El humor de Bolaños sí es permanente y universal”, finaliza Rondero.