En concreto, los cantores de Notre Dame han pronunciado el salmo 121 de la Biblia -“A las montañas levanto mis ojos; “¿De dónde vendrá mi socorro? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y la tierra”- cada una de las tres veces que el arzobispo pidió a Notre Dame que abriera sus puertas.
A la ceremonia, que se ha tenido que reajustar por culpa del viento y la lluvia y que ha comenzado con el tañido de las campanas de la catedral, asisten decenas de dirigentes de todo el mundo, como el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera dama, Jill Biden; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni o el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Tanto Trump como Zelenski fueron recibidos en el Elíseo, por Emmanuel Macron, toda una victoria diplomática para el presidente francés, que ha logrado este primer encuentro entre ambos dirigentes desde la victoria del líder republicano en las elecciones de noviembre, con el incierto futuro del apoyo de Washington a Kiev frente a Rusia sobre la mesa.
United States, Ukraine, and France. Together on this historic day. Gathered for Notre-Dame. Let us continue our joint efforts for peace and security. pic.twitter.com/hEYGEklihT
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) December 7, 2024
Eso ha dado lugar a que Macron y su esposa, Brigitte, hayan llegado más tarde de lo previsto a la explanada de la catedral, en la que se había montado una carpa para permitir el saludo y la foto de los jefes de Estado y de Gobierno presentes.
En ausencia del presidente francés, el primer ministro en funciones, Michel Barnier, se ha encargado de las primeras bienvenidas.
Cuando ha llegado Zelenski pocos minutos después de Macron y ha entrado en la nave restaurada, el presidente ucraniano ha sido recibido con aplausos.
Mientras, algunos de los asistentes se hacían fotos con el multimillonario empresario Elon Musk, también presente en esta ceremonia en la que ha habido una nutrida representación de la realeza europea, como el príncipe Guillermo de Gales o los reyes de los belgas, Felipe y Matilda.
Ya con todos los invitados dentro, la señal del comienzo de la ceremonia ha venido de las campanas, que Macron, su esposa y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, han escuchado en pie ante la fachada.
A continuación el arzobispo de París, acompañado de otros clérigos, ha hecho una breve procesión con la cruz de madera con la que ha golpeado a las puertas (hecha con madera recuperada de las ruinas del incendio de abril de 2019). Todo ello vestido con una capa con colores verde, rojo, amarillo y azul, cada uno con un significado litúrgico especial.
Tras abrir las puertas se ha dirigido a la pila con el agua bendita antes de volver al exterior para invitar a entrar a Macron, a la primera dama francesa y a la alcaldesa parisina.
Con eso ha dado comienzo la siguiente etapa de la ceremonia, que inicialmente debía haber sido la primera y realizarse en la explanada exterior, con un carácter más político.
En esta parte Macron pronuncia un discurso antes de volver a ceder la batuta al arzobispo Ulrich que va a continuar con los ritos religiosos previstos, como los llamamientos para hacer “despertar” al órgano de la catedral. EFE
– Donaciones del mundo entero –
La renovación fue sufragada con las masivas donaciones provenientes del mundo entero, en particular de Estados Unidos.
“Es magnífico y también muy personal para mí. Y me parece fantástico que [Trump] esté aquí, y todos esos dignatarios”, declaró a AFP Joe, de 65 años, un visitante proveniente de Filadelfia.
“Siempre pasan cosas en París. Pero en diez años podremos decir que aquí estábamos”, comentó Camille, una estudiante francesa de 21 años.
– Otro jalón en una agitada historia –
La catedral sufrió un devastador incendio el 15 de abril de 2019. Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo.
Esta reinauguración supone otro jalón en su agitada historia, con un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable gracias a lámparas led.
El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar.
Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares, gracias al meticuloso trabajo de centenares de artesanos.
Entre ellas, la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una rareza entre los templos europeos, que será objeto de una celebración especial el 12 de diciembre.
Las celebraciones durarán en realidad “seis meses”, aseguró el arzobispo de París, Laurent Ulrich, a AFP. Notre Dame prevé misas de agradecimiento para los donantes y el personal que reconstruyó el templo, entre otros.
– Medidas de seguridad importantes –
Las medidas de seguridad eran importantes, y todos los accesos y puentes en torno a l’Île de la Cité, donde nació París y donde se halla la catedral, fueron acordonados.
Dentro, los invitados pudieron descubrir todo el mobiliario diseñado expresamente para esta nueva etapa del monumento, como las sillas, o el moderno baptisterio en la entrada de la nave, diseñado por el artista Guillaume Bardet.
Al fondo, detrás del altar, otra audaz innovación: el relicario donde se guarda la Corona de Espinas, un gran disco de cristales dorados con un centro de azul cobalto.