Escenario

De mis lectores

Dedico esta columna a responder algunas dudas que me han planteado mis lectores.

María del Rosario Molina, escritora<br _mce_bogus="1"/>

María del Rosario Molina, escritora

Me pregunta una lectora a qué nos referimos cuando decimos que alguien es “malinchista”. Los términos “malinchismo” y “malinchista” son de origen mexicano: Vienen de “Malinche”, apodo de Marina, la amante de Hernán Cortez y se usan para designar el primero el desprecio que se siente por lo propio y a la admiración que despierta lo extranjero y el segundo a quien practica el “malinchismo”. Desafortunadamente en Guatemala hay mucho malinchismo, y si ustedes lectores no lo creen lean la publicidad de tantísimos comercios: “Sale” en lugar de ofertas, “feel at home” por siéntete en casa, etc., amén de que hemos dejado de usar nuestros chapinismos para usar los localismos de otros países, copiados de telenovelas y series de Hollywood. “¡Qué ‘cool’! oímos decir a los jóvenes en lugar de “¡qué de a huevo!” o “¡qué chilero!”, el “chavo” en lugar del “patojo”, y así nos vamos.

Un amigo me llamó para que lo sacara de dudas: una de sus compañeras publicistas quería anunciar muebles de “machimbre”, creyendo que se trataba de la madera de un árbol. Le confirmé que ni existe un árbol que se llame “machimbre” ni tal término figura en el DRAE, pues es una deformación americana de “machihembrado”. “Machihembrar” es según dicho diccionario un verbo transitivo y significa: “ensamblar dos piezas de madera de tal forma que uno o varios salientes de una de ellas encajen en las hendiduras de las mismas dimensiones practicadas en la otra”. El participio del verbo es “machihembrado” y tal es el nombre correcto del falso techo que se acostumbra usar para ocultar a la vista la armazón que sostiene el tejado. Ese espacio que en otros países es un desván, o buhardilla (cuarto para guardar cosas viejas), aquí es bajo y le dicen “tabanco” o “tapanco”, localismos procedentes del nahua. Creo que la señora publicista confundió “machimbre” con “mimbre”, nombre de un arbusto con cuyos tallos se fabrican cestería y muebles.

Un lector me cuenta que el domingo recién pasado leyó en un periódico que alguien había escrito: “XX inició a brindar…”. ¿Puede escribirse eso? me pregunta. Desde luego no, y ya suficientemente mal uso se hace de “iniciar”. Dicho verbo, usado como sinónimo de empezar, comenzar, principiar” puede ser transitivo: “El maestro inicia la clases” y como tal puede pasarse a pasiva refleja: “Las clases son iniciadas por el maestro; las clases son iniciadas; se inician las clases”. Usado como pronominal: “Las clases se iniciaron con puntualidad” es una forma adecuada, no así: “las clases iniciaron con puntualidad”. No obstante, vemos constantemente que se hace caso omiso de tales normas: “Inician los cursos; inicia el verano” y otras atrocidades por el estilo, y ahora llegamos a la más oscura sima de los yerros idiomáticos: “Inician a trabajar, inició a brindar”, etc.

selene1955@yahoo.com

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