En medio de la lluvia, los admiradores de King, llenaron el templo bautista, una estructura de ladrillo rojo, en medio de un campo de Indianola en cuyo costado pasa la calle nombrada B.B. King.
Más de 200 personas que no pudieron entrar en el santuario vieron el funeral mediante una transmisión en vivo, en la sala comunitaria del templo. Muchos de los asistentes agitaban abanicos con una foto en blanco y negro de un King sonriente, abrazando su guitarra eléctrica negra, Lucille.
Al comienzo del servicio, varios familiares rindieron honras fúnebres de pie junto al ataúd abierto de King. El interior de la tapa del féretro tenía una imagen bordada de la guitarra Lucille en la tela acolchada blanca. Más tarde, el ataúd fue cerrado. A su alrededor se colocaron dos guitarras y varios arreglos florales.
El reverendo Herron Wilson, quien pronunció el panegírico, dijo que King demostró que la gente puede triunfar sobre las circunstancias más difíciles.
“Las manos que una vez recogieron algodón fueron las mismas que luego tocarían las cuerdas de la guitarra en un escenario nacional e internacional. Increíble”, dijo Wilson.
El cantante de country Marty Stuart dijo que King dejó un legado musical también para el estado de Filadelfia donde él nació.
“Estoy muy orgulloso de estar a su sombra mientras recorro todo el mundo”, dijo Stuart.
En camino a la iglesia, el gobernador de Mississippi, Phil Bryant, recordó haber pasado momentos con King durante una gira del músico en autobús antes de un concierto el año pasado en Indianola. Bryant dijo que King estaba orgulloso de haber nacido en Mississippi.
Miles de personas acudieron a Indianola para el homenaje público del viernes pasado y el funeral de hoy.
Tony Coleman, el baterista de King durante 37 años, dijo que el llamado Leyenda del blues nunca se refirió a sí mismo con ese título, un honor que otros utilizaron para referirse a él.
“Él sentía que el blues era el rey y que era su responsabilidad mantenerlo como rey”, dijo Coleman al entrar en la iglesia.