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Cuando lo cambió todo ‘Y Tu Mamá También’

Entrevista con los protagonistas y cineastas, sobre sus recuerdos del rodaje de la película, los cambios que supuso en sus carreras y la recepción en México en su momento, hace 20 años.

Cuando lo cambió todo 'Y Tu Mamá También'

La película Y tu mamá también es de 2001. Foto tomada del tráiler en Youtube

El cine mexicano acababa de salir de décadas de oscuridad cuando se estrenó en 2001 “Y tu mamá también”, de Alfonso Cuarón, un viaje de autodescubrimiento y el estudio de un país en transformación, y alcanzó instantáneamente el estatus de referente.

La película, estructurada como un viaje por carretera desde Ciudad de México hasta una playa paradisiaca en Oaxaca, gira en torno a un triángulo amoroso que involucra al adolescente de clase alta Tenoch (Diego Luna), su mejor amigo más humilde, Julio (Gael García Bernal), y una visitante española, Luisa (Maribel Verdú). Ella desafía las incipientes nociones de hombría de los chicos con el telón de fondo de una sociedad que experimenta por primera vez la democracia después de siete décadas bajo el gobierno del Partido Revolucionario Institucional, conocido como el PRI.

La película, que rompió récords de taquilla en México antes de estrenarse en el Festival de Venecia en agosto de ese año, representó el regreso del director, no solo a México tras su paso por Hollywood, sino también a su pasión por el cine. Y supuso el nacimiento de la gramática cinematográfica naturalista del director de fotografía Emmanuel Lubezki. Pero el efecto más amplio de la película reside en la apertura sexual que representó, que dio lugar a la calificación más restrictiva del gobierno mexicano; su cuestionamiento tácito de la masculinidad tradicional en una cultura donde el machismo está arraigado; y su tratamiento incisivo de las cuestiones de clase en una nación de dolorosas desigualdades.

Hablé con los protagonistas y cineastas, incluyendo a Carlos Cuarón, hermano del director, que coescribió el guion nominado al Oscar, sobre sus recuerdos del rodaje de la película, los cambios que supuso en sus carreras y la recepción en México en su momento, cuando el encuentro carnal entre los dos chicos fue polémico. Estos son extractos editados de esas conversaciones.

P: ¿En qué punto de tu carrera te encontrabas cuando se filmó “Y tu mamá también”? ¿Fue un punto de inflexión?

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ALFONSO CUARÓN: En ese momento me había dejado seducir por la industria y ahí empezó mi confusión porque me olvidé del cine. Es un mito que la industria te corrompe; tú te corrompes. Hacer mi primera película en Hollywood, “La princesita” [1995], fue maravilloso, pero luego hice otra película, “Grandes esperanzas” [1998], que nunca entendí. Empecé a ver un montón de películas que me habían encantado. Fue entonces cuando llamé a mi hermano y le dije: “Vamos a escribir una película”.

CARLOS CUARÓN: ”Y Tu Mamá También” fue una idea conceptual que tuvimos Alfonso y yo incluso antes de su primera película, “Solo con tu pareja”. La película está inspirada en esos viajes que hacemos en la adolescencia. Lo que no hicimos ni mi hermano ni yo fue viajar con una hermosa mujer española. [Risas] Estuvimos trabajando en ella durante unos diez años mientras estábamos separados. Pero luego se cayó un proyecto muy bonito que tenía Alfonso en Estados Unidos y aquí en México también falló la que iba a ser mi ópera prima. Alfonso vivía en Nueva York y me llamó. “¿Y si hacemos ‘Y tu mamá también’?”. Volé a Nueva York con sus millas de viajero frecuente y nos pusimos a trabajar. [Risas]

DIEGO LUNA: Esa fue la primera vez que me di cuenta de que [yo] podía tener un alcance que no imaginaba posible. Crecí sobre todo en el teatro en México y pensando sobre todo en el contexto de mi comunidad allí. Pero “Y tu mamá” fue como un despertar para mí. Lo que más me impactó fue la distancia que se produjo entre mi familia, mis amigos y yo después de esa película. Empecé a trabajar en otros países, a pasar largas temporadas fuera de casa hasta el punto de cuestionarme dónde estaba realmente mi hogar. Eso puede ser emocionante, pero también fue preocupante porque te sientes perdido, como si no pertenecieras a ningún lugar.

GAEL GARCÍA BERNAL: Cuando hice “Amores Perros” [su primera película, en 2000] descubrí ese universo sin saber nada de la locura de hacer cine. Con “Y tu mamá también”, Alfonso estaba en un momento de su vida en el que estaba muy abierto a incluirnos a los actores en todo el proceso durante más de un año. Aprendimos los fundamentos del cine. Lo que me he llevado a todas las películas que hago es que, como requisito importante, debe haber un sentido de fraternidad como el que tuvimos entonces.

MARIBEL VERDÚ: He trabajado desde los 13 años, así que hubiera seguido trabajando en Latinoamérica y en mi país a pesar de todo, pero gracias a “Y tu mamá también” me di a conocer en el extranjero. No solo obtuve el reconocimiento internacional por cualquier película, sino por ese filme prestigioso y significativo. Conocí México gracias a [Alfonso] y con el tiempo hice otras películas con directores mexicanos.

P: Actualmente estamos haciendo un replanteamiento de la masculinidad. En aquel entonces, ¿pensabas en lo que decía sobre el tema la relación entre estos dos jóvenes?

ALFONSO CUARÓN: He hablado mucho de eso con Guillermo del Toro, con Carlos y con Chivo [Emmanuel Lubezki]. Sería pretencioso decir que las discusiones eran sobre la masculinidad, porque esas conversaciones se dan más ahora, pero sin usar ese lenguaje intentábamos explorar eso. En algún momento se hace más evidente. Hay un momento en el que Luisa les dice: “Lo único que quieren es tener sexo entre ustedes”.

CARLOS CUARÓN: Recuerdo vivamente que en el estreno en Ciudad de México la gente maldecía y silbaba cuando Diego y Gael se besaban. Durante ese estreno, un amigo gay, director de teatro y de cine, me dijo: “Gracias por mostrar claramente la imagen del macho mexicano por primera vez”. Le pregunté cuál era esa imagen y me dijo: “Julio y Tenoch besándose”.

LUNA: Siempre dijimos que estábamos haciendo una historia de amor entre los dos hombres. En los debates sobre el final, la gente quería que etiquetáramos lo que significaba. La película sugiere cosas pero deja la decisión en manos del público. Eso es lo que hacen las buenas películas. Hacen preguntas. No dan respuestas.

GARCÍA BERNAL: Los años 2000 marcaron un antes y un después. La juventud de entonces, incluyéndome, empezó a tener una visión muy diferente del sexo y las líneas de división entre géneros empezaron a desaparecer, dado que la masculinidad estaba y está en una crisis tremenda. Estoy convencido de que esta película no se podría haber hecho en Estados Unidos. En México tenemos mayor libertad de expresión en el cine porque podemos armar las cosas con más independencia.

VERDÚ: En ese aspecto la película se adelantó a su tiempo. Muestra cosas que nadie hacía entonces. Nadie se atrevía.

P: En la escena final, el narrador nos dice que Tenoch y Julio no volvieron a verse. ¿Confías en el narrador o crees que sí se volvieron a ver?.

LUNA: No le creo al narrador. Creo que sí se reencontraron de alguna manera. Es difícil pensar que no lo hicieron. Probablemente la curiosidad los hizo volver a reunirse. Eso es lo que quiero creer porque en la vida nada es definitivo.

ALFONSO CUARÓN: Me lo he cuestionado. En algún momento Carlos y yo hablamos de la posibilidad de hacer una película sobre [ellos] pero ya con cuarenta años. Desgraciadamente creo que sería demasiado triste. Tengo una visión un poco pesimista de la vida. Tenoch probablemente siguió los pasos de su padre, no como político sino como banquero. Y no creo que Julio tuviera una buena relación con las mujeres. Pero ambos tienen un hermoso espíritu y existe la posibilidad de que vuelvan a conectar y lo que los une son las cosas que faltan en sus vidas. Quizá hablar del pasado actúe como catalizador de la segunda parte de sus vidas. Es una buena manera de verlo. Tal vez Diego tenga razón.

CARLOS CUARÓN: Si lo dice el narrador, es que no se volvieron a ver. Si lo hicieron fue probablemente por accidente. Creo sinceramente que la vida los separó. No creo que se volvieran a ver no porque se odiaran, sino porque se querían demasiado.

GARCÍA BERNAL: Seguro que se volvieron a ver, pero el narrador dice lo que sus padres querrían decir. Ahora que tenemos más de 40 años, probablemente deberíamos hacer un reencuentro entre Julio y Tenoch.

VERDÚ: Nunca más se volvieron a ver. Estoy convencida. Su relación no era real. Lo ves, por ejemplo, cuando uno entra en casa del otro y levanta la tapa del inodoro con el pie para no tocarlo. Venían de orígenes diferentes. Se fueron de viaje con esa mujer española y lo disfrutaron como parte del despertar sexual. Ella los unió por ese momento, luego desapareció, y ellos desaparecieron de la vida del otro. Y eso es todo.