HORRORES IDIOMATICOS
Cincuenta años de periodismo de Mario Antonio Sandoval
De don Lisandro Sandoval, abuelo de Mario Antonio Sandoval Samayoa, supe por sus libros.
Desde muy joven me interesaron los localismos guatemaltecos y mi padre, que la guardaba con cuidado, me proporcionó la Semántica guatemalense o Diccionario de Guatemaltequismos (1942) que utilicé y sigo utilizando para estudiar infinidad de chapinismos, algunos ya caídos en desuso y otros vigentes. Don Lisandro era miembro de la Academia Española de la Lengua, maestro, ingeniero, miembro de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala y aquí la paro porque de lo contrario ocuparía esta columna entera.
Mario Sandoval Figueroa, y perdón por quitarle el “don” porque a pesar de la diferencia de edades éramos amigos, padre de Mario Antonio, fue un destacado periodista y columnista, y uno de los fundadores de Prensa Libre. Además era un poeta de altos vuelos y conservo en mi biblioteca sus libros de poemas, dedicados, al lado de los mejores vates de la lengua española. Su madre, doña María Inés Sandoval, mujer muy inteligente e instruida, era una destacada maestra y también gocé de su amistad. Recuerdo que en cierta ocasión en que llegué a su casa tuve una larga y amena charla y salí cargada de libros y de las semillas de un arbusto para sembrarlas. No logré que se pegaran en mi jardín, pero las semillas de su conversación sí germinaron y dieron frutos perpetuos en mi conocimiento.
“De casta le viene al galgo” y Mario Antonio heredó las cualidades de esa familia de intelectuales. Sin embargo, a pesar de sus capacidades y de que su padre era uno de los dueños de Prensa Libre, comenzó como reportero y debía cubrir noticias, muchas veces desagradables. Se inició como columnista en 1982 y desde entonces, salvo una leve interrupción, es columnista de opinión. Sus catalejos son siempre bien escritos, por algo es director de la Academia Guatemalteca de la Lengua, pero lo más importante es que orientan con mesura, es decir, con equilibrio: analiza los problemas que nos aquejan sin irse a extremos. Guardo como un tesoro la columna que escribió cuando presenté mi libro Horrores idiomáticos y algo más que contiene quinientos artículos publicados por mí hasta el 2008. Creo que entonces fue muy generoso conmigo. Tanto él como su encantadora esposa estuvieron presentes en esa ocasión en que Gerardo Guinea me entregó el libro y Francisco Pérez de Antón y Mario Roberto Morales la comentaron. Además con él hemos compartido alguna presentación de libros.
Admiro a Mario Antonio, espero que siga escribiendo muchos años más, y aunque a veces se muestra pesimista al decir como Simón Bolívar que “aramos en el mar”, lo contradigo: La semilla se siembra Mario Antonio, tú la has sembrado, la seguirás sembrando y da y dará frutos.
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