CULTURA
Centros de documentación artística en Guatemala: Algunos espacios y retos que enfrentan
Algunas instituciones preservan archivos y documentos sobre artistas nacionales a pesar de los retos de accesibilidad y conservación.
Archivos como el del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma) ofrecen al público general datos antiguos sobre las artes en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Cortesía Cirma)
Un archivo perdura en la historia como un conjunto de documentos que narran hechos importantes sobre épocas pasadas y que suelen registrarse en materiales impresos. Entre los acervos documentales que resguardan la historia del país, destacan aquellos elaborados a partir de recursos artísticos.
Uno de estos esfuerzos es el Centro de Documentación de las Artes, ubicado en el séptimo nivel de la Biblioteca Nacional Luis Cardoza y Aragón, donde se conservan libretos de teatro guatemalteco, partituras, libros de investigación sobre artes visuales, danza y música, entre otros materiales.
Bajo el resguardo del Ministerio de Cultura y Deportes (MCD), el centro documental cuenta, además, con partituras originales de artistas como Joaquín Orellana, fotografías y revistas del siglo XX e, incluso, un amplio registro de artesanías, las cuales pueden ser consultadas por cualquier persona dentro del recinto.
Al igual que el MCD, el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (Cirma) ha construido un extenso acervo documental del país. En esta institución privada se pueden encontrar referencias artísticas y documentales desde el siglo XVI, las cuales pueden conocerse a través del Archivo Histórico de la institución.
De acuerdo con Thelma Porres, Directora de Archivo Histórico, en este espacio se conservan colecciones de artistas y pensadores locales, como los textos que escribía Miguel Ángel Asturias cuando era corresponsal de El Imparcial en Francia. También se encuentran documentos del artista Jacobo Rodríguez Padilla, quien fue pintor, grabador y miembro del Grupo Saker-Ti, así como archivos de escritores como Mario Payeras, Yolanda Colom, José Batres Montúfar, José Barnoya García y Adrián Recinos. Por otro lado, están disponibles partituras de música colonial, materiales fotográficos de los últimos siglos y piezas hemerográficas de los grupos Vértebra, Saker-Ti y NuevoSigno.
Estos centros evidencian la construcción estética dentro de la historia del país, incluyendo tiempos recientes. Entre ellos, cabe mencionar el Centro de Documentación de la Galería El Attico, fundado en 1991, donde se conservan catálogos de exposiciones —varios de ellos donados por artistas como Roberto González Goyri, Daniel Schafer y Edna Rodas de Núñez—, recortes de prensa, publicaciones críticas, monografías y documentos de artistas del siglo XX.
Aportes a la historia
De acuerdo con el historiador de arte Guillermo Monsanto, quien además es director del archivo de El Attico, los centros de documentación son “fuente de memoria imprescindible para el futuro del país”.
Desde el Ministerio de Cultura y Deportes, Luis Fernando Soto Gramajo, encargado de la Dirección de Fomento de las Artes, señala que espacios como el Centro de Documentación de las Artes permiten darle valor a los artistas.
“Conocemos de nuestros artistas cosas muy pequeñas y escuetas, pero no se ha llegado a profundizar realmente en toda la labor que han hecho. Es importante preservar esto para que las futuras generaciones sepan quiénes son sus artistas”, dice el funcionario.
Además del público que puede llegar a estos centros de documentación, el hecho de que existan estos espacios también es un buen indicador para los mismos realizadores. Monsanto refiere que, si los artistas no dejan documentos o publicaciones en vida, “también van desapareciendo con el tiempo”.
El investigador señala que El Attico está abierto para recibir archivos de artistas. De igual manera, en el Centro de Documentación de las Artes se pueden donar recursos documentales a través de la Dirección de Fomento de las Artes.
Riesgos y desafíos de los archivos
Los entrevistados señalan que los centros de documentación tienen sentido en la medida en que son visitados. Esto supone un gran reto, ya que muchas veces las personas que se acercan a estos espacios son especialistas y no siempre un público general.
En el caso del archivo artístico del MCD, se ha incentivado dar a conocer la institución a centros educativos y escuelas de arte. Para Monsanto, este tipo de visitas es crucial no solo para visibilizar datos a los estudiantes, sino también para formar en perspectiva a los docentes.
Soto Gramajo comenta que, desde el Centro de Documentación de las Artes, el espacio físico es un reto, ya que de momento se encuentra en un recinto provisional. “Se espera tener en un futuro un lugar que sea mucho más accesible para el público y que puedan llegar”, explica.
"Es importante preservar esto para que las futuras generaciones sepan quiénes son sus artistas"
Luis Fernando Soto Gramajo, encargado de la Dirección de Fomento de las Artes
Monsanto coincide en que, desde su experiencia, el espacio para preservar archivos es algo por mejorar y ofrecer una mejor experiencia de contacto con los materiales. Actualmente, el centro documental de la galería se encuentra en transición puesto que sus primeros años estuvo en la ciudad capital y actualmente se está montando en La Antigua Guatemala.
Por otro lado, Soto Gramajo menciona que la participación de académicos que puedan trabajar con los materiales archivados es una gran necesidad que han ubicado. En paralelo, menciona que la digitalización es otra urgencia que de a pocos se va resolviendo en la entidad.
El funcionario agrega que para continuar con ese trabajo es necesario contratar más personal. De momento hay documentos que están digitalizados, pero hacen falta más, de los cuales, muchos tienen materiales más delicados.