Este domingo 17 de diciembre hizo su tradicional salto desde grandes estructuras desde el puente Las Vacas, una hazaña que no cualquiera se atreve a hacer y que requiere de gran preparación física y mental.
A sus 77 años llevó a los niños juguetes y regalos para ellos. Las familias que esperaban en la fila provienen de, al menos, cuatro colonias que están bajo el puente ferroviario, Las Vacas. Estas son Jesús de la Buena Esperanza, La Paz, El Carmen y La Finca.
Según, José Ramírez de los Bomberos Municipales y que asiste en el descenso, la altura que bajara el Santa de los Pobres está entre los 70 a 90 metros desde los durmientes de puente ferroviario, Las Vacas al asfalto de la carretera de la Calzada la Paz.
En un vídeo se observa el proceso en que desciende. Parte de su mensaje es que los juguetes siempre llevarán sonrisa a los niños. “Santa, Santa, Santa” gritaban al unísono los niños mientras ven asombrados cómo llega el alegre personaje vestido de rojo.
A principios de 2023 en una entrevista con Prensa Libre mencionó que en 2022 se cumplieron 25 años de descender y siempre es la última vez, “pero lo cierto es que este proyecto estaba a 25 años que se cumplieron. Siempre que bajo doy gracias a Dios que no sucedió un accidente, en mi caso sé que es parte de mi responsabilidad. No sé si alguien seguirá esta tradición cuando ya no esté, pero lo importante es que sigan llegando los regalos a los niños de todo el país, eso es lo más importante”, dijo.
“Cada familia y cada padre debe constituirse en un Santa Claus para sus niños. Para muchos esa figura y visita es la más esperada del año y pueden mantener la ilusión mientras sea posible. Creo que no importa cuántos años tengamos, algo de niños nos queda en el corazón”.
Esta tradición comenzó porque era hijo ocho de una familia de nueve, “no había solvencia económica para comprar juguetes en Navidad. En una actividad en la iglesia una vez teníamos un intercambio, pero no logramos llevar el dinero a tiempo y no logramos participar, así que nos sugirieron que lo que lleváramos fuera mi regalo, pero a mí eso no me pareció porque se perdía el factor sorpresa”, recuerda.
“Así surgió la idea de llevar un regalo y sorprender a los niños. Me disfracé de Santa Claus y me lancé de la Torre del Reformador, pero la barba no daba la posibilidad de ver de quién se trataba y decidí que era mejor que la gente conociera quién estaba detrás y esto permitió que más personas y empresas apoyaran a la causa”, menciona el Mayor.
¿Por qué se hizo bombero?
Era aproximadamente 1953 cuando el pequeño Héctor tenía siete años y vivió de cerca un incendio. “Mis primeros años tienen relación directa con la profesión que iba a tomar, una decisión que tomé en la niñez porque en mi ciudad vi un incendio en una casa de estructura frágil y una criatura perdió la vida… yo quería crecer y ser bombero para apoyar en ese campo difícil, la gente quería auxiliar pero no sabía cómo hacerlo y de alguna manera al seguir este camino quería evitar que otros casos ocurrieran”, agrega.
Para ser bombero tenía que dejar su vida atrás e irse de su pueblo para trasladarse a la capital y así prepararse en esta profesión. “Al inicio de su vida muchos niños quieren ser bomberos, en mi caso lo fijé y lo tomé como una promesa que cumplí”, recuerda.
Se graduó de bombero en 1967 después de un año de estudiar. Se ha dedicado en especial al área de rescate.
Recuerda eventos como el Huracán Mitch (en 1998 se vieron afectados varios asentamientos ubicados en barrancos, donde hubo numerosos deslaves que cobraron la vida de muchas personas, en su mayoría, niños y ancianos) y las erupciones del volcán, en especial esta última con mayor complicaciones (el Volcán de Fuego hizo erupción el 3 de junio de 2018. Decenas de familias quedaron atrapadas por los ríos de material volcánico que arrastró árboles, vehículos, casas y todo lo que encontró a su paso).