CULTURA

Arte y tecnología en Guatemala: Así crean e innovan artistas del país con nuevos medios

Códigos QR, videoarte, experiencias inmersivas y NFT's son algunos soportes con los que también se hace arte guatemalteco. ¿En qué se distingue esta forma de crear y qué tan accesible es?

Arte y tecnología en Guatemala: Así crean e innovan artistas del país con nuevos medios

Una mujer interactúa con una de las obras inmersivas del artista guatemalteco Balam Soto, enfocado en arte de nuevos medios. (Foto Prensa Libre: Balam Soto)

No solo de pinceles y esculturas vive el arte. Con la cada vez más dominante aparición tecnológica, las narrativas artísticas han tomado nuevos rumbos hasta llegar al alcance de nuestras pantallas y nuestros cuerpos.

Desde la creación de obras a partir de Inteligencia Artificial hasta festivales internacionales de arte que celebran los llamados nuevos medios, la actual época supone un tambaleo de aquella idea del arte totalmente quieto, contemplativo y añejado.

Los algoritmos, las pantallas y la luminosidad distinguen nuevas prácticas que incluso son creadas por artistas guatemaltecos. La complejidad de estos nuevos medios podría radicar sobre la pregunta de qué tan accesibles son para la población a la hora de interactuar.

Durante los últimos años el diseñador, artista visual y entusiasta tecnológico Bryan Castro ha elaborado obras físicas que tienen inscritos códigos QR los cuales despliegan experiencias de realidad aumentada in situ desde cualquier lugar en el que se lea el cifrado.

A partir de sus códigos, Castro busca señalar narrativas sociales y políticas que han abarcado salidas desde la realidad aumentada en obras como monument[AR] donde se desplegaba una enorme cabeza del expresidente Alejandro Giammattei, o en otras donde se desplegaban rostros luego de haberse escaneado cifras de personas asesinadas.

"Cuando empecé a trabajar con los códigos QR me parecían un soporte novedoso. He aprendido que lo más importante es llegar al grueso de la gente reivindicando lo que haya que reivindicar", apunta refiriéndose al acceso democrático del arte a través de dispositivos comunes y fáciles de asimilar como los dispositivos celulares.

Aunque se trata de una práctica accesible dada la portación de celulares en gran parte de la población, Bryan Castro apunta que sería ingenuo pensar que todo el grueso pueda comprender el arte de esta índole. Argumenta que en su caso sería incluso limitante valerse de un solo soporte tecnológico.

"Tenía claro que crear un cuerpo de trabajo con la tecnología iba a ser complicado por la forma en la que está cambiando el mundo. Es tan solo parte de mi intento de ir probando y respondiendo a los medios que se democratizan en el tiempo", comparte el realizador.

Para la artista María Adela Díaz, radicada en Estados Unidos, la apelación emocional y el entendimiento inmediato de los gestos en sus obras suele ser un valor central.

Aunque trabaja en distintos soportes artísticos el vídeoarte ha sido entre los lenguajes más constantes de su carrera. Prueba de ello son piezas como Borderline, de casi dos minutos, donde se observa una caja sobre las olas del mar flotando a la deriva y que contiene el cuerpo de María Adela.

Motivada por la fluidez del movimiento y la rapidez de los vídeos, la artista ha creado una serie de obras más allá del formato bidimensional cruzando el performance y la imagen. A la hora de mostrarlas al público, su ideal es generar atención rápida por parte de los espectadores.

"En este tiempo el vídeo es muy importante. Estamos en una época que consume información visual 24 horas al día. Para mí es la forma más sencilla de expandir conceptos desde el arte. Hoy todos pueden entrar a ese mundo al editar sus vídeos con el celular", comparte la artista.

Si bien las obras en vídeo de María Adela Díaz no superan los dos minutos y carecen de subtítulos, detrás de ellas hay meses de trabajo en los que se pasa por la conceptualización de la performance, así como de la construcción de un guion audiovisual y la producción de los clips.

Ante el involucramiento de la audiencia con su obra, María Adela Díaz asegura que en Estados Unidos ha logrado percibir una mayor y constante retroalimentación en comparación a Guatemala. A decir de la artista, todo efecto del público pasa por un contexto y un plano relativo. "Mi interés es crear una emoción en cualquier persona a partir de un lenguaje universal", argumenta.

Arte con tecnología en Guatemala: Cómo innovan y crean artistas locales con nuevos medios
Una de las obras inmersivas del guatemalteco Balam Soto que implican la luminosidad. (Foto Prensa Libre: Cortesía Balam Soto)

El arte que se vale de la tecnología, así como el más tradicional y antiguo, no importa tanto como las experiencias que se desprenden de él. El propósito tiene que ver con aquello que se queda en las personas sea en su mente, su emocionalidad o en su mismo cuerpo.

El guatemalteco Balam Soto, también radicado en Estados Unidos es un realizador que desde hace años ha explorado el arte de los nuevos medios. Según apunta, este tipo de práctica implica el desarrollo de códigos, interfaces y software .

Sus obras, consideradas también experiencias inmersivas, abarcan ese tipo de insumos a la par de otros materiales como la madera o el plexiglás que llevan a dar vida a ensambles en los que puede participar la audiencia.

"Para que un individuo pueda comprender mi trabajo, debe estar dentro de él. Él trabaja en colaboración con los algoritmos que yo creé. Otra cosa importante de mi obra es que quiebra con el estigma de que el arte no debe ser tocado", comparte el realizador.

Soto, quien además participará del primer Congreso Iberoamericano de Arte Digital en Centroamérica, coordinado por la Fundación Paiz, argumenta que para él, el involucramiento va más allá de solo fomentar cercanía con el público y sus obras, ya que su exposición propone una ruptura con el arte pasivo y una invitación a la curiosidad.

El guatemalteco cuenta sobre un episodio en el que exhibía una instalación con varias computadoras dentro de una galería y conoció a una mujer de 80 años que no tenía contacto con la tecnología.

"La señora me dijo que no le gustaba mi trabajo porque ella no usaba computadoras porque no eran humanas. Luego de un rato la vi interactuando con la pieza y cuando me miró por segunda vez me dijo que se sentía como una niña. Pasó de odiar la tecnología a interesarse. El mensaje del arte es que puede ser más profundo y personal", comparte Soto.

¿Quién compra el arte tecnológico?

El formato NFT (token no fungible) ha sido uno de los más novedosos dentro del arte durante los últimos años. No obstante, en la actualidad se habla de su cambio de rumbo y la aparente disminución en sus inversiones.

Si bien esta industria tuvo un auge entre 2018 y 2021, alcanzando ventas de hasta US$17 mil 600 billones de dólares, de acuerdo con la plataforma NonFungible.com, actualmente creadores, plataformas y compradores en la industria adoptan acercamientos más regulados y cuidadosos, según una publicación hecha por la empresa ChainUP en febrero de este año.

En Guatemala este formato también es una realidad. Plataformas como BabySkulls promueven el coleccionismo de tokens no fungibles, mientras que también es utilizado por artistas como Diego Morales-Portillo en su obra Banana Republic #3 o por la realizadora Sofía Novella en su serie Rosa es una rosa es una rosa.

¿Qué pasa con los otros formatos? ¿Se vende el íideoarte o los códigos QR? ¿Quiénes compran arte de nuevos medios?

En su caso, debido al contenido social de sus piezas, Bryan Castro no suele intencionar sus formatos para la venta. No obstante, hay coleccionistas que han comprado sus códigos QR.

El realizador segura que prefiere que su trabajo artístico sea remunerado en cuanto a asesorías, así como procesos de aprendizaje o de comisión junto a otros realizadores.

En el caso de Balam Soto, sus obras se han vendido de forma conceptual y física a museos o galerías siendo la propiedad intelectual la que rige la venta frente a las instituciones.

María Adela Díaz asegura que museos o coleccionistas también compran vídeos de obras. No obstante, y desde su perspectiva, esto ha sido algo poco usual, pero cada vez más es notorio en Estados Unidos. De acuerdo con la artista, los compradores adquieren no solo un vídeo, sino un mensaje.

Prueba de ello ha sido el caso de Antonio Pichillá, artista maya t'zutujil cuya pieza audiovisual Bailando con una piedra 2022, forma parte de la colección permanente del Museo de Arte de Denver en Estados Unidos desde julio del año pasado.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.