En octubre del 2009, con US$90 millones acumulados en solo cuatro meses, Jacko se situó tercero en la lista de la revista Forbes de personas muertas más ricas, y en el 2010 consiguió la primera posición en ese mismo ranking, con US$275 millones recaudados.
Un impresionante logro construido a partir de la venta de discos, derechos de autor y el oportuno documental This is it, montado a partir de grabaciones de los ensayos de los 50 conciertos que tenía previsto dar en el O2 Arena de Londres. Estrenado cuatro meses después de su muerte, el documental amasó US$250 millones y supuso el primero de una amplia lista de trabajos póstumos que rodean a Jackson, un cantante con más actividad que otros músicos vivos.
Más de 100 canciones sin editar
Dejando el cine a un lado, la música ha vuelto a convertirse en un negocio sumamente lucrativo para los herederos de Jackson, cuyos álbumes fueron los más vendidos en Estados Unidos en el 2009, con cerca de US$ 8.2 millones de ejemplares, a los que habría que sumar otros 35 millones en el resto del mundo.
Probado su inagotable potencial, Sony Music no se lo pensó dos veces en el 2010 cuando firmó un contrato con los administradores del patrimonio del artista por valor de US$250 millones para obtener los derechos de distribución de sus trabajos y, asimismo, publicar en torno de una decena de discos póstumos hasta 2017, todos ellos con nuevas canciones.
Esto último parece digno de ciencia ficción, pero no lo es si se tienen en cuenta el soporte que va a hacerlo posible y que dio a conocer la revista Rolling Stone en el 2009: varios discos duros que supuestamente contienen más de cien canciones no publicadas del artista.
Un valioso tesoro que ha permitido que Jackson, cual espectro condenado a vagar entre nosotros, haya editado, aunque fuera sin su consentimiento, dos álbumes con temas inéditos: This is It (2009), con cuatro millones de copias distribuidas durante su primer año en todo el mundo, y Michael (2010), que en su primera semana a la venta en 31 países vendió tres millones de unidades, gracias al reclamo que suponen hasta 10 canciones jamás escuchadas, como Hold my hand, Hollywood Tonight o Behind the mask.
El secreto de su inmortalidad
Sin embargo, y más allá de esos preciados discos duros, hay un elemento más importante sin el cual jamás habría tenido lugar la resurrección de Jackson: su legión de seguidores. Ellos le han mantenido con vida a través de los cientos de homenajes que le han dedicado en los últimos años, con ejemplos tan notorios como el del teatro Apollo de Nueva York en el 2010 o el récord Guinness conseguido en Barcelona con 697 aficionados Thriller al mismo tiempo en el 2009.
Unas muestras de cariño y admiración que han alcanzado su máxima expresión con el videoclip del tema Behind The Mask, un documento audiovisual creado a partir de 1.600 aportaciones de seguidores de más de cien países, que se han grabado a sí mismos interpretado la canción y que ha sido recientemente estrenado en Facebook, con un éxito arrollador.
Igualmente, sin el impresionante amor de su público, los diversos objetos subastados de Jackson en los últimos años no habrían alcanzado, por ejemplo, los increíbles US$350 mil por los que fue vendido en noviembre del 2009 el guante izquierdo que lució la primera vez que mostró al mundo su baile “moonwalk” en 1983.
Una cifra que se quedará en nada si se cumplen los pronósticos para la mítica chaqueta roja que vistió en el videoclip de Thriller, que salió subasta y por la cual se pagaron US$1.8 millones.
¿Doble vida?
Pero no todo ha sido dinero tras su muerte. Los escándalos de índole sexual también han salido a la palestra en estos últimos años.
El reciente fue publicado bajo el rublo de exclusiva por el portal Radar Online en el que se dice, entre otras cosas, que Jackson disponía de una habitación secreta en su mansión de Neverland, que la consagró a su supuesta devoción por pervertidos hábitos sexuales. Estaba repleta de pornografía infantil o videos bondage (cadenas, humillaciones, sadismo).
La noticia surgió a partir de un informe policial realizado en el 2003, cuando se investigó al autor de Thriller por unas pesquisas sobre abusos a menores, y que nunca habían salido a la luz.
Con información de EFE, La Vanguardia y Rradar Online