-Rodolfo Espinosa: Fue un proyecto experimental. Empezó como un cortometraje y así surgió la posibilidad de la producción. Con el paso del tiempo pasó a ser un largometraje y así comenzó la promoción en las salas. Dura 70 minutos.
-JRL: ¿Cuáles fueron los pasos para concretar la realización del largometraje?
-RE: Escribirla, producirla, editarla y exponerla. Sin esto último –la exposición- queda incompleto el trabajo. Asimismo, siempre he tenido la mentalidad de expandir el trabajo, con esto me refiero a que primero crece en tu casa, después en tu cuadra, en tu colonia, tu ciudad, tu país y al final intentás en otros países.
-JRL: ¿Por qué la historia sucede en Quetzaltenango?
-RE: En un principio el cortometraje que teníamos escrito era para un taller de guión y producción de cortometrajes. Entonces si se daba el caso que los estudiantes no pudieran sacar su trabajo a tiempo, yo llevaba un backup, y como el taller era en Xela y las locaciones eran super sencillas dejé guardado ese guión hasta que un productor se interesó en el proyecto.
-JRL: ¿Elegiste la comedia por alguna razón?
-RE: Fue puro accidente. Alguna vez pensé que iba a hacer terror o suspenso De hecho, mis primeros dos cortometrajes iban por esa línea. Sin embargo, hubo un trabajo que me dispuse hacer en cinco días para entregarla a un festival de cine –el Festival Ícaro- y me pareció algo productivo hacerlo en tan corto tiempo y lo que más funcionó para ese cortometraje fue la comedia, precisamente por los actores que iba a tener y en sí, por la historia que tenía pensada.
-JRL: ¿La historia puede estar determinada, desde el inicio, por las características de los actores?
-RE: Totalmente. En mi caso dejo que los personajes me cuenten la historia y no necesariamente se tiene que ir por la comedia. Sin embargo, en el caso de Aquí me quedo, los personajes tienen tantas dimensiones que sus reacciones tienen mucho sentido y de esa manera no se obliga al actor a pasar por situaciones que sólo el director conoce.
-JRL: ¿Cuál es tu trabajo cuando no estás haciendo cine?
-RE: Hago videos, pero de manera independiente. Como productor, no tengo cámara, pero siempre consigo, desde equipo de cámara, luz, sonido. Ayudo a hacer producción ejecutiva. A la vez, también actúo. Salgo en películas como ‘Un día de sol’, ‘Looking for paladine’, en mis propias películas y en otros cortometrajes.
-JRL:¿Cuál es el mayor obstáculo que encuentra al inicio un cineasta?
-RE: La comprensión de la gente, ya que aquí no hay cultura de cine.
-JRL: ¿Entonces, el arte en el país se produce desde una fe ciega?
-RE: Lo pienso en muchas otras artes, pero no con el cine. Sin embargo, con el cine al igual que con la música, siento que el impacto es más inmediato. La gente está dispuesta a pagar, de hecho, mis cortometrajes los he logrado vender. Podría decir, entonces, que Guatemala sí compra cine.
-JRL: ¿Cómo se financió el largometraje?
-RE: Realmente no hubo ningún apoyo. Muchos ofrecieron apoyo pero al final pedí otro tipo de colaboraciones: intercambio artístico o un pago extemporáneo en el que trabajan conmigo y cuando la película comienza a generar ingresos, les doy un porcentaje o reúno lo que me piden.
-JRL: ¿Quiénes participan en la realización de la cinta?
-RE: Los actores son Carlos Hernández, Andrés Zea, Beatriz del Cid, Flora Méndez y varios artistas de Xela de danza, teatro y música que conocí por allá. Hay música de El Gordo, de Tucu Cárdenas, Tobías Cortéz y otros. Detrás de cámara estoy yo en todos los procesos. En post producción de audio están Alan García, Tobías Cortéz, Tatiana Palomo -que me ayudó en la preparación de actores-, Sammy Morales y otros que se me escapan.