Esto queda asentado por el celo que la mayoría de sus protagonistas, de reconocida trayectoria, emplearon en la creación de los personajes para hacerlos más convincentes. También en las expectativas generadas por las audiciones.
La historia, que no se aleja de las proyecciones de convocatoria de las películas ?independientes? (que llegan tímidamente a los cines nacionales por espacio de una semana), posee como máximo valor la reiteración de conductas que, entre otros, los grupos pro-género están combatiendo. De esas pautas, el principal problema que resalta es el de la discriminación a la mujer y a otras culturas consideradas como no occidentales.
Luis Urrutia retoma, en media hora, actitudes que algunos sectores interpretarán seguramente como gastadas en el siglo XIX. Aún así, las notas de los periódicos, de los noticieros televisados, están llenas de historias que dan veracidad y refuerzan al libreto de ?Días mejores?. Historias que documentan el porcentaje de suicidios en jóvenes de todos los estratos sociales, violaciones a menores de ambos sexos, la enajenación producida por la discriminación, la incompetencia de un sistema de valores desquiciado por la incomprensión, la religión, la política, la escasa formación.
Pero más que un espejo, ?Días mejores? viene a ser parte de un conjunto indivisible de los clichés que atiende el cine contemporáneo y las técnicas artísticas manejadas por las jóvenes generaciones de cineastas, instaladores, escritores… metáforas que en países periféricos toman su justa dimensión en la manera cómo mueve las entrañas de los sectores emergentes y que en Guatemala todavía están lejos de ser comprendidas en su justa medida.
Por lo anotado es que hay que ver esta película con ojos distintos -y esto no quiere decir complacientes-. No se trata exclusivamente de evaluar su trama, la actuación de los actores, la calidad de la imagen, la profundidad de los diálogos. Los recursos económicos disponibles, unos cuantos dólares, no permitían ediciones millonarias que pulieran las variantes para convertirla en una joya como las de Baz Luhrmann.
Se trata precisamente, en cambio, de poner atención en la secuencia de patrones elegidos por Urrutia para el filme. El secreto de la película radica en ese cóctel de estereotipos que, de tan trillados, se convierten en metáforas contemporáneas.
Si se quiere hacer una catalogación de ?Días mejores? -cosa que no debería ser necesaria- podría ser la siguiente: Película experimental; conformada por voces y elementos guatemaltecos que a su vez crean un retrato difícil de creer por la cotidianidad de algunos de sus hechos; bajo presupuesto y, en la medida de lo posible, magnificación de los recursos. Productores ejecutivos soñadores, entre los que hay que contar la voluntad de trabajo de los actores. Un director bien formado. Editores, músicos y camarógrafos. Alguno que otro aspirante a criticón y críticos de formación.