vida
Día del Niño: 5 poemas que llegan al corazón ideales para dedicar a los pequeños
Compartimos cinco poemas que integran distintas vivencias de padres, abuelas y tíos que se han inspirado en sus pequeños para escribir textos conmovedores.
Puede dedicar estos poemas a sus pequeños en el Día del Niño u otros momentos especiales. (Foto Prensa Libre: Freepik)
La infancia es una de las épocas que deja huella en el corazón de cada persona. Por medio de un poema, podemos transmitir todos esos sentimientos que evoca dicho período de vida.
Existen experiencias que van desde aquellas más hermosas y felices, hasta algunas vivencias que causan dolor.
Asimismo, aún existen muchos retos respecto a las condiciones de vida de la niñez guatemalteca, tema que se menciona en algunos de los poemas dedicados a los pequeños.
Sin embargo, pese a la dificultad que conllevan estas situaciones, la poesía nos permite canalizar la tristeza y llevarla al mundo de las letras. A continuación, compartimos cinco textos que puede dedicar durante el Día del Niño u otras ocasiones.
5 poemas para dedicar a los pequeños
1. De un padre pobre a su hijo
Qué he de regalarte a ti,
¡carita de cielo triste!,
si la miseria
llena nuestra casa,
cubre el tenamaste,
hierve en la olla,
llena la escudilla,
rebosa en los jarritos.
A tu pobre madre
se le parte el alma.
Qué he de darte yo a ti,
¡si nos lo esconden todo!
El autor del poema es Miguel Tum Ajkot, quien dedica este texto a la niñez guatemalteca. Según el escritor, se está heredando un país devastado a las nuevas generaciones, por lo que menciona que se requiere de un estado que promueva políticas de inclusión social y económica.
2. Niño, bendita primavera (fragmento)
Ven pequeño mío, acaricia mi faz, acaricia mi corazón,
que mientras el mundo se encuentra en caos,
en ti se concentra la paz y la esperanza,
sostén entre tus pequeñas manos mi vida vieja,
que jugando contigo, vuelve la primavera,
todo se renueva,
el lenguaje abc de una abejita, llena mi vida, cual colmena,
vamos al césped y dancemos,
olvidemos por un momento que el otoño me invade y para ti,
apenas inicia la primavera, luz y color de abril,
tu eres un sol que me invita a vivir
¡junto a ti, quién fuera eterno!
El poema es de la autoría de Ruth Gaviota, quien se inspiró en sus tres nietos para escribir el texto.
3. Pañales, juegos y consejos (fragmento)
Los cambié si y era difícil de entender como de un ser tan bello
su maquinaria produjera tal abono
De cualquier manera,
caer al ver sus ojos lindos llenos de admiración y curiosidad,
lo valía todo.
Aprenderme las tallas,
el ritual,
llegar hasta la sonrisa satisfecha luego de oír:
"puedes seguir jugando",
con esa rebeldía y gana de devorar el mundo a mordidas grandes,
de escuchar consejos y comprender que es mejor evitar el choque.
Así son ellos, empecé en singular porque con una inició todo,
termino en plural porque existió la fortuna de que se expandiera la vida.
El autor del texto es Gerson González, poeta que dedica estas líneas a sus sobrinos. González cuenta que la crianza de estos pequeños, que ahora son adultos en su mayoría, ha sido lo más cercano a la paternidad que ha vivido.
4. Caballero infante
Y el amor se vistió solo
Aprendió a caminar
Mi pequeño caballero
Ya se va a la escuela
Tiene ganas de jugar
Un día se irá de casa
Volando su cometa
Sonriendo a lo lejos su silueta
Un día soltará mi mano
Un día se irá a trabajar
Mientras tanto
Le enseño sus cabellos a peinar
Mañana será tarde
Mañana un suspirar
Quédate en mi cama
Que tu voz de niño para siempre
Quiero recordar
El poeta Adonis de León dedica este poema a una madre que ha criado sola a su hijo. Según de León, se trata de la madre de Javiersito, una mujer amorosa y abnegada que inspiró la creación del texto.
5. A la cara de mi hijo (fragmento)
A la cara de mi hijo
que duerme, bajan
arenas de las dunas,
flor de la caña
y la espuma que vuela
de la cascada…
Y es sueño nada más
cuanto le baja;
sueño cae a su boca,
sueño a su espalda,
y me roban su cuerpo
junto con su alma.
Y así lo van cubriendo
con tanta maña,
que en la noche no tengo
hijo ni nada,
madre ciega de sombra,
madre robada.
Este texto es de la autoría de la poeta chilena, Gabriela Mistral (1889-1957). Este nos transmite esos sentimientos de tristeza que experimentan algunas madres al ver crecer a sus hijos.
ESCRITO POR:
