Desde que estás pequeño aprendes a dar la mano y esta acción es la que adoptamos como la usual para saludar o despedirte.
De acuerdo con Ruth Rayo, directora ejecutiva del Centro de Etiqueta y Protocolo para Guatemala, dar la mano es el signo más antiguo de saludo entre dos personas; es un signo de paz, el inicio de una amistad, rompe el hielo entre dos individuos que acaban de conocerse o ser presentados.
“Inicialmente, el dar la mano o el apretón de manos, se interpreta como una regla elemental de cortesía que representa el nivel de educación o cultura que un ser humano tiene, así como su capacidad para establecer buenas relaciones humanas”, explica el licenciado César Augusto Paiz Fernández, catedrático del curso Las Comunicaciones Interpersonales de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Según Paiz, la manera en que se da la mano es una posibilidad que permite conocer la personalidad, razonamiento y forma de sentir de un ser humano desde el punto de vista de la comunicación interpersonal.
Mensaje
En términos generales, los saludos firmes y fuertes denotan seguridad y elevada autoestima, mientras que los apretones de manos blandos demuestran falta de confianza propia o bien hacia la persona que se saluda.
Un saludo acompañado del contacto visual permite completar ese mensaje de confianza cuando se saluda.
Bajar la mirada o no ver a los ojos cuando se estrecha la mano es un signo de timidez o bien uno de falta de interés; de la misma forma, la posición del cuerpo completará el mensaje que se envía.
Un saludo con el cuerpo de frente denota confianza, mientras que uno en el que el cuerpo se retrae o se gira puede denotar inseguridad o falta de interés.
Orígenes
Los primeros indicios documentados del apretón de manos se remontan cinco mil años atrás en jeroglíficos egipcios en los que se representan pactos y arreglos entre hombres y deidades que, solemnemente, aprietan sus manos en señal de acuerdo. Cuando Roma y Grecia invadieron Egipto, cada uno llevó la costumbre de regreso a sus países.
Sin embargo, uno de los antecedentes históricos más importantes proviene de Babilonia en el 1800 A. C. Durante la festividad de año nuevo el monarca babilonio debía realizar un cortés acto de sumisión ante el Marduk —máximo Dios babilónico—. Este acto consistía en dirigirse hacia la estatua de dicha deidad y, en señal de respeto, estrechar su mano. Originalmente el acto que significaba el traspaso o conferencia de poder se vio modificado tras una gran guerra.
Cuando los asirios invadieron Babilonia, sus reyes se vieron obligados a continuar con la costumbre para evitar que el pueblo recién conquistado se rebelara. Pronto, los asirios creyeron que esto era una tradición general y la llevaron como suya a todo Medio Oriente.
Más en la historia
En las primeras etapas de Grecia cuando se encontraban dos aldeanos o viajeros de pueblos, lo primero que hacían era retirar sus dagas y ver la reacción de la contraparte. Si esta mostraba signos de no querer pelear se procedía a guardar la daga y agarrar fuertemente la muñeca derecha del contrincante en señal de que no había intención de pelear.