Algunas personas prosperaron con todos los cambios; otras enfrentaron dificultades.
“La experiencia de 2020, por ardua que fue, dejó muchas lecciones”, dijo Gretchen Rubin, autora del libro Better Than Before: What I Learned About Making and Breaking Habits.
“Los hábitos de algunas personas mejoraron (pues a menudo usaron el tiempo que antes destinaban a viajes de negocios o al traslado a la oficina para ejercitarse, cocinar, leer u otros hábitos saludables). Los hábitos de otras personas empeoraron porque estaban estresados o se vieron obligados a dejar las rutinas habituales que los ayudaban”.
Al reflexionar sobre los cambios y los retos del año pasado, tienes la oportunidad de reciclar tus mejores rutinas pandémicas y desarrollarlas en el 2021. A continuación, cinco hábitos que puedes conservar.
Sé constante con tu cuidado personal
Hábito pandémico: Durante esta crisis, aprendimos que todos estamos conectados y que cuidar de nosotros mismos (mantenernos sanos y salvos) también es una manera de cuidar a nuestra comunidad.
Recicla el hábito: Continúa haciendo del cuidado personal una prioridad cuando la pandemia haya terminado. Si eres alguien que piensa que no tienes nada de tiempo para el cuidado personal, o te parece egoísta y egocéntrico, no eres el único.
“Una de las ideas que surge todo el tiempo es: ‘No puedo invertir en cosas que son positivas para mí, porque socava mi habilidad de ser un buen padre o de cumplir con mis tareas en el trabajo’”, dijo Kelly McGonigal, psicóloga de la salud en la Universidad de Stanford y autora de The Willpower Instinct.
“¿No sería grandioso que aprendiéramos a apoyarnos en nuestra interdependencia y que pudiéramos realmente experimentar algo de alegría al saber que cuando nos cuidamos a nosotros mismos a menudo también estamos cuidando a los demás?”.
El cuidado personal no solo consiste en una siesta o un baño caliente para escapar de la familia. Se trata de establecer prioridades, fijar límites y encontrar un propósito. Comienza por mapear un día típico, desde la mañana hasta la hora de dormir. Probablemente pasas alrededor de ocho horas durmiendo, pero ¿cómo usas las otras dieciséis? Anota el tiempo que usas en preparar las comidas, hacer tu trabajo, hacer las compras, ver televisión, lavar la ropa, ayudar a tus hijos con la tarea, cuidar a un padre de edad avanzada o responder correos electrónicos pendientes. (Wirecutter, el sitio de recomendaciones de The New York Times, ha hecho reseñas de las mejores aplicaciones para gestión de tiempo y recomienda Toggl).
Crea responsabilidad
Hábito pandémico: Para evitar propagar el virus, cada persona aprendió a ser responsable con los demás al usar un cubrebocas, limitar los contactos y mantener la distancia.
Recicla el hábito: Aunque todavía necesitas tomar precauciones pandémicas, puedes desarrollar un hábito de responsabilidad. Encuentra a un amigo que te ayude a rendir cuentas y a lograr tus metas de salud. Puedes ponerte en contacto con un amigo todos los días para conversar sobre alimentación saludable. Elabora un plan para salir a caminar con alguien. Puedes hacer un seguimiento público de tus metas al declararlas en las redes sociales.
Si prefieres rendirte cuentas solo a ti mismo, puedes hacerte responsable usando una aplicación que te envíe recordatorios diarios, como Headspace o Calm para meditar, Noom para monitorear lo que comes o Fitbit para llevar registro de tus hábitos de ejercicio. Incluso puedes crear una rendición de cuentas personal al escribir todos los días en un diario.
“Lo hacemos mejor cuando alguien nos observa”, mencionó Rubin, la experta en hábitos. “¡Incluso cuando nosotros mismos somos los que observamos!”.
Haz que la actividad sea parte de tu día
Hábito pandémico: Cuando los gimnasios cerraron y las clases de acondicionamiento físico fueron canceladas, muchas personas tuvieron que ingeniárselas para ejercitarse en casa.
Recicla el hábito: En lugar de intentar programar una prolongada sesión de ejercicio, a lo largo de tu día toma pequeños recesos para ejercitarte. Después de una junta de trabajo prolongada, camina un poco. Si pasaste todo el día con un proyecto que tenías que entregar, toma un descanso y haz unos estiramientos de yoga. Haz saltos de tijera o flexiones de pared mientras escuchas las noticias o un pódcast.
Varios estudios muestran que breves ráfagas de ejercicio generan cambios significativos en tu condición física y salud metabólica. Comienza con recesos de ejercicio de veinte segundos tres veces al día. Si quieres hacer más, toma algunos recesos de un minuto.
“No tienes que hacer ejercicio estructurado, puedes solo estar activo”, dijo Martin Gibala, profesor de Kinesiología en la Universidad McMaster, cuyo laboratorio ha realizado diversos estudios sobre breves ráfagas de ejercicio. “Es mucho más sencillo cumplir con la actividad cuando la haces en pequeños episodios de ejercicio. Cada pequeña porción cuenta”.
Forma una burbuja saludable
Hábito pandémico: De acuerdo con una encuesta realizada por Axios, el verano pasado casi la mitad de los estadounidenses dijeron que habían formado un rebaño o una burbuja social (un grupo selecto de amigos para ayudarles a lidiar con la vida pandémica).
Recicla el hábito: No desmanteles tu burbuja pandémica cuando terminen las restricciones por la covid-19. Consérvalo para apoyar tus metas de salud. Incluso si no tuviste un rebaño de cuarentena, puedes formar una nueva burbuja que cuide su salud en 2021.
Crea un rebaño de caminata y reúnanse algunas veces a la semana para dar paseos grupales. O habla con los otros miembros sobre sus metas de alimentación saludable. Pueden compartir recetas y consejos y, cuando las restricciones se levanten, pueden planear comidas compartidas saludables.
Lleva una libreta de crisis
Hábito pandémico: En los primeros días de la pandemia, las personas sintieron pánico, acumularon papel higiénico y llenaron sus alacenas de provisiones para lidiar con la incertidumbre de los cierres de emergencia.
Recicla el hábito: Planea para la incertidumbre y crea un expediente de documentos legales a través del cual te asegures de que todos estén preparados para una emergencia.
Comienza con una carpeta de tres argollas. Aunque debes crear una copia digital de todos tus documentos importantes, es bueno tener una carpeta física que tus seres queridos puedan usar en una crisis. Las primeras páginas deben ser una lista de “dónde encontrar” tus documentos importantes: información bancaria, documentos del seguro y contactos clave. Sin embargo, el documento más importante en la carpeta es tu voluntad anticipada.
Una voluntad anticipada debe designar a alguien para tomar decisiones médicas por si tú estás incapacitado para tomarlas y ofrecer una guía específica sobre tus deseos si enfermas y estás en estado crítico. Puedes encontrar los documentos adecuados para tu estado (si vives en Estados Unidos) en el sitio web de la AARP.
Ahora, una sorpresa: cuando te pones a imaginar una crisis de salud grave y la guía que quieres ofrecer a un familiar sobreviviente, esto no tiene que ser deprimente. Aprovecha el proceso como una oportunidad para pensar en tus valores, tus esperanzas de envejecer bien y qué hace que valga la pena vivir.
Puede ser como viajar al futuro y ayudar a tus seres queridos a atravesar el que podría ser uno de los momentos más difíciles de su vida.