“En los últimos días, el cometa ha sido visible al amanecer, pero a muy poca altura sobre el horizonte este antes de salir el Sol”, dijo en declaraciones a EFE el astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) Miguel Querejeta.
El cometa, que conocemos técnicamente como C/2023 P1 y que fue bautizado Nishimura, en honor al astrónomo aficionado que lo descubrió (el japonés Hideo Nishimura), se encuentra a unos 125 millones de kilómetros y sigue acercándose al Sol, por eso, a lo largo de esta semana, su brillo crecerá progresivamente.
Según los cálculos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, el domingo, 17 de septiembre, Nishimura estará a solo 34 millones de kilómetros del Sol. Ese día estará en su perihelio, cuando alcanzará su distancia mínima con el Sol.
“Ha sido difícil o casi imposible observarlo a simple vista, ya que su tenue brillo se pierde ante el resplandor del alba”, pero “es posible que el cometa llegue a verse a simple vista, aunque con mucha dificultad, el fin de semana”, explicó Querejeta.
Para asegurarse el espectáculo, el astrónomo aconsejó colocarse en un lugar despejado, sin montañas ni obstáculos porque el cometa pasará “a poca altura sobre el horizonte oeste”, y observarlo con la ayuda de unos prismáticos o de un pequeño telescopio.
Y aunque es muy difícil predecir exactamente cómo evolucionará, ya que al acercarse al Sol puede desintegrarse parcialmente, Querejeta nos da pistas: “En fotografías de larga exposición el cometa tiene tonos verdosos, pero a simple vista (incluso con prismáticos) aparece como una mancha blanquecina en el cielo”.
Edgar Castro, director del Diplomado en Astronomía y Astrofísica Básica de la Universidad Galileo. explica que el cometa está muy cerca del sol y eso dificultará verlo desde nuestra latitud en Guatemala. “El ideal es verlo antes del amanecer, podría ser que alguien que esté cerca del mar logre distinguir algo en el horizonte, pero es complicado no solo por esta cercanía con el sol sino por la nubosidad que pueda existir”, agrega.
Más de los cometas
Nishimura es un cometa de largo periodo, es decir, con una órbita muy larga. La última vez que visitó la Tierra fue en el siglo XVI y, según las estimaciones de los astrónomos, no volverá hasta dentro de 434 años.
Los cometas son amalgamas de pequeñas partículas de polvo fino (minerales residuales de la formación del sistema solar) más una proporción de hielo, no solo de agua sino también de metano y amoniaco, entre otros compuestos, además de materia orgánica.
Esta amalgama débilmente unida, al pasar cerca del Sol se calienta, pierde gran cantidad de gas y buena parte del agua puede quedar líquida, por lo que el interior del cometa se debilita y puede acabar fragmentándose.
Estos cometas de largo periodo proceden de la nube de Oort, una estructura que rodea el Sistema Solar formada por miles de millones de cuerpos helados, situada (en su punto más cercano) a una distancia de unas 2 mil veces la distancia entre la Tierra y el Sol.