Ciencia

El “diabólico escarabajo acorazado” que sobrevive al atropello de un carro e inspira a diseñadores

El diseño y estructura de este insecto inspira a científicos para construir edificios y vehículos más resistentes.

Escuchar que a un animal tan pequeño se le llame diábolico y saber que resiste ser atropellado por un vehículo despierta curiosidad y hasta temor, pero en este caso al escarabajo acorazado se le dice así por su nombre científico Phloeodes diabolicus.

Y es que en los últimos días este animal se ha vuelto tendencia luego que una investigación publicada el miércoles 21 de octubre en la revista Nature, reveló que el “escarabajo diabólico” posee uno de los exoesqueletos naturales más duros que jamás hayan visto los científicos.

La investigación revela que la armadura del escarabajo acorazado, originario de los hábitats del desierto en el sur de California, Estados Unidos, es tan duradera que pocos depredadores se han alimentado con éxito de ella, resiste picoteo de aves, pisadas de animales y hasta puede sobrevivir al atropello de un automóvil.

En el estudio, que involucra a un equipo de la Universidad Purdue y la Universidad de California, Irvine (UCI), se menciona que cuando se ejerce una presión extrema sobre el escarabajo, su caparazón “resistente al aplastamiento” se adapta a la situación y se estira, en lugar de romperse.

Según los científicos, su caparazón casi indestructible, junto con sus convincentes habilidades de hacerse el muerto, dejan al escarabajo con pocos depredadores.

“Estos escarabajos son durísimos”, dijo el ingeniero civil de la Purdue University Pablo Zavattieri, que es parte de un grupo de investigadores que le pasaron por encima al insecto con un auto como parte de un nuevo estudio.

Parte del estudio determinó que el insecto, de dos centímetros y medio, puede soportar una compresión equivalente a 39 mil veces su peso, aunque otros cedieron a un tercio de ese peso.

Luego del experimento de pasar el carro sobre el escarabajo, los científicos utilizaron sus microscopios electrónicos y escáner para determinar por qué es tan duro el exoesqueleto del insecto.

Los científicos se dieron cuenta de que esa coraza se beneficiaba de una estructura con ribetes y capas que parece un rompecabezas, que al ser comprimida se quiebra lentamente en lugar de hacerlo de una sola vez.

“Cuando aflojas”, dijo Zavattieri, “ el exoesqueleto no se desarma. Solo se deforma un poco. Eso es fundamental”.

Esta información puede ser útil para ingenieros que diseñan aviones, edificios y otros vehículos terrestres, pues con la estructura del escarabajo pueden desarrollarse nuevos diseños que se resquebrajen en forma gradual y previsible, lo que facilitaría examinar fisuras y el estado general de cada pieza.

El estudio del escarabajo es parte de un proyecto de US$8 millones de la Fuerza Aérea estadounidense que explora cómo la biología de criaturas como la langosta mantis y el muflón pueden generar materiales que resisten los impactos.

ESCRITO POR:

Julio Román

Periodista de Prensa Libre especializado en política, seguridad y justicia con más de 20 años de experiencia.