La NASA ha tenido que atrasar tres veces la partida del cohete SLS con la nave Orion acoplada, dos por razones técnicas y otra por causas meteorológicas.
La anterior fecha para el lanzamiento era el 27 de septiembre, pero debió ser atrasada debido a la anunciada llegada de Ian a Florida, un huracán que causó mas de un centenar de muertes y daños multimillonarios en este estado sureño.
El cohete de más de US$4 mil millones tuvo que ser llevado de la plataforma al hangar para protegerlo de posibles daños.
Otras dos tentativas fueron suspendidas los pasados 29 de agosto y 3 de septiembre, en el primer caso por fallas en un sensor de temperatura y en el segundo por una fuga en los tanques de hidrógeno líquido.
“Las inspecciones y los análisis de la semana anterior han confirmado que se requiere un trabajo mínimo para preparar el cohete y la nave espacial para lanzarse a la plataforma de lanzamiento 39B en el Centro Espacial Kennedy en Florida luego del retroceso debido al huracán Ian”, señaló este miércoles la NASA.
.@NASA is targeting the next launch attempt for the #Artemis I mission for Nov. 14. @NASAGroundSys teams will roll the @NASA_SLS rocket and @NASA_Orion spacecraft to the launch pad as early as Nov. 4: https://t.co/IID7eAgGDX pic.twitter.com/ayf7DHoWcj
— NASA Artemis (@NASAArtemis) October 12, 2022
Los equipos realizarán el mantenimiento estándar para reparar daños menores en la espuma y el corcho del sistema de protección térmica y recargarán o reemplazarán las baterías del cohete, varias cargas útiles secundarias y el sistema de terminación de vuelo. La agencia planea hacer rodar el cohete de regreso a la plataforma de lanzamiento el viernes 4 de noviembre.
La NASA ha solicitado oportunidades de lanzamiento de respaldo para el miércoles 16 de noviembre y el sábado 19 de noviembre, con ventanas de lanzamiento de dos horas.
Si el cohete es lanzado el 14 de noviembre, la misión de aproximadamente 25 días y medio finalizará el 9 de diciembre con la caída de la nave Orion al Océano Pacífico el 9 de diciembre.
El objetivo de la primera misión Artemis es poner a prueba las capacidades del SLS y de la nave Orion antes de un viaje tripulado previsto en principio para 2024, al que seguirá un tercero en el que por primera vez desde 1972 astronautas estadounidenses, entre ellos una mujer y una persona de color, pisarán la superficie lunar.
El programa Artemis quiere sentar las bases para una presencia lunar a largo plazo y servir como trampolín para el envío de astronautas a Marte.
Artemis I llevará un pedacito de Guatemala a la Luna
En este proyecto han participado centenares de personas de forma indirecta, sin embargo, un grupo de estudiantes y docentes de la Universidad del Valle de Guatemala, han trabajado de manera directa en el cohete, bajo la supervisión y liderazgo del ingeniero y científico originario de Guatemala Luis Zea, quien hasta hace poco se desempeñó como jefe de implementación e investigador principal en proyectos de BioServe Space Technologies, en la Universidad de Colorado Boulder.
El grupo de estudiantes y docentes de la Universidad del Valle de Guatemala estuvo a cargo de tallar piezas que orbitarán la Luna.
Eileen Meda
Es una estudiante de ingeniería mecánica industrial que pulió como una artesana los bordes del termoplástico. Un material amarillento que acababa de salir de la máquina de control numérico del Laboratorio Aeroespacial, en la Universidad del Valle de Guatemala. Ella repitió el proceso más de veinte veces a lo largo de 16 días, en febrero de 2020 para que las piezas tuvieran la calidad que requería la misión. Dos de esas piezas se colocaron más tarde en un hardware que despegará a bordo de la misión Artemis I de la NASA, rumbo a la órbita de la Luna.
Estas piezas manufacturadas en Guatemala son una parte fundamental de PLASM, el hardware especial desarrollado en BioServe Space Technologies que hará posible un experimento biológico seleccionado por el departamento de Ciencias Biológicas y Físicas (BPS, por sus siglas en inglés) de la NASA. Uno de los ejes de BPS son las investigaciones de biología espacial que ayuden a los humanos (y seres vivos en general) a prosperar en el espacio profundo.
El proyecto, llamado Genómica de la radiación en el espacio profundo (DSRG, por sus siglas en inglés) estudiará el efecto de la radiación espacial sobre microorganismos. Es uno de los cuatro experimentos biológicos que harán el viaje de ida y vuelta a la órbita de la Luna a bordo de Orion en Artemis I.
“Me gusta darle esa contribución a Guatemala para motivar a las próximas generaciones, para demostrar que en el país tenemos la tecnología para trabajar en grandes industrias”, comentó, Eileen Meda.
Diego Hernández
Es uno de los estudiantes que participó en la limpieza de las piezas que se colocarán alrededor de Artemis I su trabajo estuvo fundamentalmente especializado en proteger los fragmentos y que tuvieran el cuidado de no dañarlas.
Además, estuvo a cargo de presentar el proyecto Artemis I en eventos internacionales representando a la Universidad del Valle de Guatemala y su apuesta por la educación e innovación.
“Me emociona el lanzamiento me siento muy orgulloso de estar involucrado en proyectos de alto nivel, a verdad es que yo siempre quise ser astronauta, no lo he logrado, pero algo que yo hice si irá a la Luna y eso es un gran avance”, aseguró, Diego Hernández.
Esteban Herbruger
Fue uno de los estudiantes seleccionados para apoyar con la misión Artemis I estuvo a cargo al igual que sus compañeros de cuidar las piezas con su respectiva limpieza a base de laser y realizar unos grabados en las piezas.
El equipo de la Universidad del Valle de Guatemala que trabajó en las piezas de PLASM, fueron: Esteban Herbruger, Iñaki Alvarado, el Profesor Rodrigo Aragón, el docente Andrés Viau, Diego Aguirre, Eileen Meda, y Diego Hernández.
El Dr. Zea ha sido el nexo con el equipo de la Universidad del Valle de Guatemala (en donde él mismo estudió), compuesto por dos profesores de ingeniería mecánica y cinco estudiantes, incluida Meda. El rol de la universidad en el proyecto fue diseñar la estrategia para manufacturar dos piezas para PLASM, que tiene forma de una caja pequeña.
El experimento va a observar cómo reaccionan a la radiación cósmica las células de levadura, el mismo organismo que se usa para hacer pan y cerveza.