En primera fila en el desfile de Herrera en el Lincoln Center, abarrotado de amantes de la moda, colegas diseñadores y periodistas, estaban la editora en jefe de Vogue, Anne Wintour, y la bailarina Dita von Teese.
La top model Karlie Kloss abrió la presentación con un abrigo negro de lana hervida, una falda recta a la rodilla y un suéter de cuello alto de cachemira, y la cerró radiante en un traje de noche de seda bordado.
Entre felicitaciones de sus compañeros diseñadores neoyorquinos y rodeada de admiradores tras bastidores, Herrera dijo que su colección fue creada para la mujer de hoy pero mirando al futuro.
“Estoy un poco cansada de todas esas colecciones que hacen referencia a los años 1940, 1920, 1930. Necesito más. Necesito el futuro. Es por eso que la proporción era muy importante para mí, los tacones bajos y algo distinto a las cosas que hemos visto antes”, agregó.
Sus modelos aparecieron con el cabello recogido en altos moños, inspirados en el estilo de los sombreros de lana turcos. Sus abrigos y suéteres se asemejaban a capas, con cuellos anchos y volcados, mientras que las faldas eran ceñidas al crear una silueta diferente a lo visto en la pasarela.
Las chaquetas lucían adornos con piel en la parte inferior de las mangas y del torso. Los motivos geométricos y africanos estuvieron presentes en vestidos y faldas. Trajes hasta el suelo en georgette y organza se ceñían a la cintura con grandes y coloridas fajas.
Herrera dijo haberse inspirado en la mujer joven pero con estilo: “Me inspiré mucho en las chicas jóvenes, aquellas que tienen cierto estilo”.
De su lado, otro de los grandes nombres que se presentó en la Fashion Week, Tommy Hilfiger, transportó a su audiencia a la montaña, con una aerosilla, esquíes viejos y una cabaña situada entre peñascos nevados.
Su colección estaba inspirada en “la conquista del Oeste y los grandes espacios estadounidenses”, afirmó. Sus modelos, algo bohemias, vestían largas faldas con volados de tela a cuadros decoradas con franjas, botas camperas, cazadoras con falsas pieles sobre jerseys alpinos, magníficos ponchos y sombreros con un gran pompón.
La colección mostraba mucha tela escocesa con tonalidades amarilla, turquesa, bordó, gris y roja para un abrigo cruzado, una falda escocesa combinada con un piloto de forro verde y cómodas camisolas. El tartán también estaba presente en los pliegues y reversos de los chaquetones y en sus bolsillos.
Combinaciones de lana y cachemira, angora y seda, terciopelo y cuero: Hilfiger eligió la comodidad lujosa e intrépida para una mujer con botas camperas, botas normales o zuecos modernos utilizados con largas medias rayadas.