El análisis comprobó que la cercanía bebé-madre en el período neonatal ayudó a los pequeños participantes a desarrollar sus habilidades cognitivas, su respuesta neuroendocrina al estrés y su sistema nervioso autónomo de mejor manera, en comparación con infantes que no tuvieron ese tipo de contacto nato, según información publicada en el sitio discoverymujer.com.
La investigación también comprobó que los beneficios de este roce primario serían más duraderos de lo que se creía. Ayuda a regular y reforzar las funciones respiratoria, circulatoria y gastrointestinal.
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El masaje en las bebés, con cremas o aceites, les ayuda a relajarse ante los bloqueos que produce encontrarse a diario con situaciones nuevas. También le eleva su autoestima y contribuye a que tengan un sueño más tranquilo y profundo.
Por si fuera poco, ayuda a aumentar el contacto afectivo del bebé con sus padres a través del toque, la mirada, la piel, la sonrisa, los sonidos, los abrazos, las caricias, el olor y los estímulos.