Importancia
“Todos los niños tienen el deseo de jugar. Promover que lo hagan de forma espontánea y no con reglas les da libertad de tomar decisiones, de sentirse capaces y de formar su identidad”, aseguró Arriaza.
El área de la socialización también se ve favorecida con la práctica de los juegos, ya que los seres humanos son seres sociales por naturaleza. A través de la variedad de actividades, los pequeños desarrollan destrezas sociales como negociar, colaborar con los demás, trabajar en equipo, saber comunicarse y emitir opinión, así como respetar la de los demás; es decir, destrezas que son necesarias durante toda la vida, refirió. Por otro lado, el juego también puede ser una terapia perfecta para estimular el desarrollo en el aprendizaje. Por eso ya funcionan centros de estimulación infantil, con amplio material lúdico para que el niño desarrolle sus habilidades.
A cualquier Edad
No existe edad específica en la que el juego se pueda utilizar como una herramienta de aprendizaje, ya que esta sirve siempre. “Al inicio, el bebé se encuentra en la fase de exploración, empieza a utilizar el lenguaje y objetos que forman parte del juego. Es ahí cuando los padres deben incentivarlos al hablarles o cantarles”, expresó la experta.
Después, aproximadamente a los 4 años de edad, empiezan los juegos de roles. Es decir, imaginan que son alguien más: una mamá, en el caso de las niñas, o un papá, en los niños.
“Estas actividades los ayudan a desarrollar destrezas en el pensamiento y en el lenguaje; desarrollan su personalidad”, expuso Arriaza.
Luego el infante pasa a la fase de querer saberlo todo y empieza a cuestionar. Es la típica etapa de los porqué. “Lo interesante es que ellos tienen teorías acerca de lo que pasa en su entorno, y por eso conviene que los adultos también pregunten: ‘¿por qué crees que pasa eso?’ De esta forma se incentiva la capacidad de resolver problemas y así, en el futuro, ellos serán capaces de tomar decisiones”, aconsejó la experta.
Incluso cuando un ser humano llega a la edad adulta conviene que despeje su mente con juegos, para liberar el estrés que lo aqueja. “Ya lo dijo el psiquiatra Stuart Brown: El juego es la cura para el aburrimiento”, citó Arriaza.
Consejos
Para que la actividad lúdica sea una herramienta fortalecedora del conocimiento es importante:
Promover el juego espontáneo; es decir, aquel en que el niño sea quien imagine, explore y cuestione, y no el adulto. No hay que abusar de los juegos “dirigidos”, basados en reglas u órdenes.
Los adultos no deben dictar qué se hará en el juego, sino solo actuar como mediador o guía.
Aquellos que implican la actividad física resultan muy positivos para el desarrollo infantil, ya que la actividad motora mejora las conexiones en el cerebro y libera a los niños del estrés. Varios estudios han demostrado que los infantes que practican actividades físicas son 40 por ciento más inteligentes que los sedentarios.
Los marcadores, crayones y hojas para que dibujen estimulan varias habilidades cognitivas.
Ahora, con la tecnología, los pequeños son capaces de utilizar por sí solos dispositivos como las tabletas. Sin embargo, los padres deben establecer un horario de uso, para que no abusen de estos aparatos.
Contar, imaginar y crear historias es un excelente juego para desarrollar la imaginación.
Los padres de familia y educadores deben habilitar un espacio adecuado para que los menores se recreen.